Los cariocas vivieron a pleno su Carnaval pero acallaron sus tambores y mostraron su luto por el bárbaro asesinato del pequeño Joao Helio, último mártir de la violencia de Rio de Janeiro.
Tanto en el Sambódromo como en los desfiles callejeros se multiplicaron los carteles en reclamo de justicia por la muerte del niño, y de paz en una ciudad que vive con el corazón en la boca.
Joao Helio, de 6 años, murió descuartizado hace 10 días cuando quedó colgado del cinto de seguridad del auto robado a su madre. Su cuerpo pendía del lado externo del auto y se deshizo al ser arrastrado durante siete kilómetros.
Los ladrones fueron presos y aseguran no haberse dado cuenta de que estaban arrastrando al niño.
Las escuelas de samba, la mayoría provenientes de las zonas más violentas de la ciudad, recordaron el martirio de Joao Helio en sus imponentes desfiles en el Sambódromo.
Varias llamaron al público a reflexionar sobre la violencia de Rio de Janeiro y cientos de sus miles de integrantes colocaron bandas negras en sus exóticos disfraces o lucían anteojos con la leyenda «Paz Carnaval 2007».
La escuela Estacio de Sá abrió los desfiles el domingo pidiendo a sus 4.000 integrantes y al público de 70 mil personas un minuto de silencio por el niño. Mocidade Independiente y Mangueira incorporaron mensajes a sus desfiles en el Sambódromo. «Paz Joao», escribió en la pasarela de la samba la escuela Mangueira.
Dos vedettes de Mocidade Independiente desplegaron un enorme cartel en el que la escuela pidió «justicia» por la muerte de Joao Helio.
En los palcos y tribunas del Sambódromo se multiplicaron carteles expresando el mismo sentimiento por el crimen.
El dolor se reflejó en los desfiles callejeros que desde hace dos semanas realizan vecinos de toda la ciudad.
El grupo Embajadores da Folía, que celebró el Carnaval en el centro de la ciudad, distribuyó miles de rosas blancas. «Al ángel Joao Helio. Ruega por nosotros», decía una pancarta desplegada por esa agrupación.
«Lo que pasó con Joao Helio fue el clímax de la barbarie. No podemos alienarnos solo porque es Carnaval», dijo a la prensa, Claudio Cruz, fundador de Embajadores da Folía.
«Si no hacemos algo, ¿de qué sirve tener el cerro Pao de Azúcar y no poder visitarlo para no ser asaltados o tener playas e ir con miedo de ser robado?», afirmó.
Cordao da Bola Preta, el grupo callejero más antiguo y popular de Rio, también lloró al pequeño Joao Helio con mensajes de paz entre una y otra canción.
«No podíamos ignorar el caso en un momento de alegría», dijo Pedro Ernesto Marinho, vicepresidente de la agrupación, al explicar el contraste entre la locura del carnaval y el luto.
Joao Helio estuvo también presente en los desfiles del barrio Ipanema, cuyas bandas callejeras congregan a multitudes ante la playa.
Los desfilantes paraban de saltar y bailar cuando entre música y música escuchaban mensajes contra la violencia.
La banda Simpatia é Quasi Amor, una de las mas populares de Ipanema, pidió paz antes de dar rienda suelta a su celebración que congregó a más de 20.000 personas.
«Podemos decir que hicimos una presentación cuyo tema es una protesta contra la violencia», según Thomas Miranda, dirigente de Simpatía.