Rinden tributo a Charles Dickens


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En Londres celebran la fecha con actos culturales y la reedición de sus obras.

La ciudad de Londres, musa y “linterna mágica” de Charles Dickens, rinde tributo al escritor inglés en el bicentenario de su nacimiento, que se celebra hoy con numerosos actos culturales y la reedición de sus obras.

POR REDACCIÓN LA HORA
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Exposiciones como la del Museo de Londres, que explora la relación del autor con esta urbe, donde ambientó la gran mayoría de sus novelas, o la de la Biblioteca Británica, que analiza su interés por los fenómenos sobrenaturales, son algunas de las citas más destacadas entre las muchas programadas en su honor.

Una nueva biografía del novelista, Charles Dickens: “A life”, de Claire Tomalin y editada por Penguin, conmemora su nacimiento el 7 de febrero de 1812 en Portsmouth (sur de Inglaterra), al igual que una reedición de sus historias por parte de la misma editorial.

Desde “Oliver Twist” hasta “David Copperfield”, todas las novelas de Dickens menos una, “Tiempos difíciles”, se ubican en Londres, ciudad por la que el creador paseaba de noche para combatir el insomnio y a la que llamaba su “linterna mágica”.

Londres le inspiró porque, en pleno siglo XIX, encapsulaba los retos y contradicciones de la era moderna, ya que mientras aparecían grandes inventos como el ferrocarril crecían las desigualdades entre ricos y pobres, que él no se cansó de denunciar.

Su propia experiencia personal le llevó a solidarizarse con los desfavorecidos, “a quienes siempre trató con compasión” en su obra frente a «la hostilidad» que guardaba para la clase dominante, indica John Bowen, profesor de la universidad de York.

POBREZA

Bowen recuerda que Dickens “sufrió en propia carne el estigma de la pobreza”, ya que con solo doce años fue empleado en una fábrica de betún cuando su padre, un oficinista que trabajó para la Marina británica, fue encarcelado por deudas.

Segundo hijo de una familia numerosa de clase media-baja, Dickens tuvo una educación irregular debido a los altibajos económicos de su progenitor, John, que les llevaron a mudarse en varias ocasiones hasta recalar en Londres.

De su madre, Elizabeth heredó la habilidad de actuar y hacer imitaciones, cualidad que aprovechó en su carrera para recitar sus propias obras en Inglaterra y Estados Unidos, donde tuvo mucho éxito en vida.

De hecho, se dice que sus apasionadas interpretaciones sobre el escenario le abocaron a una muerte temprana el 9 de junio de 1870, a los 58 años, dejando inacabada una novela, “El misterio de Edwin Drood”.

Tras un empleo como reportero del Parlamento en 1831, que le dejó muy decepcionado con la clase política, Dickens empezó a publicar en revistas narraciones por entregas, convirtiéndose en pionero de la novela serializada.

Su primera novela de ese tipo, “Los papeles póstumos del Club Pickwick”, de 1837, le catapultó a la fama, que consolidó con las aventuras del huérfano Oliver Twist, una dura condena del maltrato a la infancia en la Inglaterra victoriana.

Muy vinculado a causas sociales, como la educación o la sanidad de los pobres, en vida y obra, exploró temas más políticos como la revolución francesa, en “Historia de dos ciudades”, aunque “no era ningún revolucionario”, apunta Bowen.

Más bien era una “reformista compasivo” que pensaba que, si la gente hacía el bien, la sociedad funcionaría mucho mejor, mensaje que traspasan la mayoría de sus obras y que culmina en la popular “Un cuento de Navidad”.

A esta novela corta se le atribuye haber cambiado la forma en que los británicos celebran esas fechas, al convertir la celebración, antes más diversificada, en un evento familiar basado en la generosidad.

En su vida personal, Dickens se casó en 1836 con Catherine Hogarth, hija del director de uno de los periódicos en que trabajó, con quien tuvo diez hijos y de la que se separó en 1958, tras dos décadas de matrimonio, al enamorarse de la joven actriz Ellen Ternan.

Pese a su feroz crítica de las desigualdades sociales y la hipocresía de las instituciones británicas de la época, Dickens, cuya obra nunca ha dejado de publicarse, jamás perdió popularidad, hasta el punto de que se ha convertido en una institución nacional del Reino Unido.