El trabajo periodístico de Gabriel García Márquez fue reconocido por un grupo de destacados periodistas iberoamericanos, quienes se refirieron al laureado escritor colombiano como un ejemplo excepcional del género de la crónica en Latinoamérica.
«Hablar de crónica latinoamericana es hablar de Gabriel García Márquez», dijo el escritor, periodista y catedrático argentino Martín Caparrós durante la clausura del encuentro «Nuevos cronistas de Indias el viernes. Un mundo de historias por descubrir», que se efectuó del 10 al 12 de octubre, en el Museo Nacional de Antropología de México.
El puertorriqueño Héctor Feliciano, el estadounidense Jon Lee Anderson, el nicaragüense Sergio Ramírez, el venezolano Sergio Dahbar y el colombiano Jaime Abello Banfi, quien fungió como moderador, participaron en el homenaje al Premio Nobel de Literatura 1982, ocasión en la que exaltaron las «extraordinarias» aportaciones que Gabo ha hecho al periodismo narrativo.
A través de anécdotas, los periodistas y escritores evocaron la dedicación que el célebre escritor originario de Aracataca puso a su oficio como periodista durante gran parte de su vida y que se vio reflejado años después en su estilo como escritor.
«Gabriel García Márquez se enamoró del oficio gracias a su trabajo serio. Entendió que el periodismo, como el cine, es un oficio que se aprende en la práctica, que los talleres son la mejor manera de impulsarlo, que la crónica es la novela de la realidad, el campo donde el periodismo se encuentra con la literatura», dijo Abello durante su participación en el homenaje.
«García Márquez ha dicho que, por lo menos la mitad de su Premio Nobel, se lo debe al periodismo. Pero Gabo no es sólo una persona que está comprometida con el periodismo, también con los derechos humanos, con la paz y con una América Latina unida y que se hace sentir fuerte», resaltó.
Por aparte, Anderson confesó que el periodismo del autor de «Cien años de soledad» y «El Coronel no tiene quien le escriba» le provocó incluso «celos» y contó una emotiva anécdota en la que recordó el día que conoció al colombiano, luego de que éste presentó un «extraordinario trabajo» sobre el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
«(García Márquez) había hecho una crónica de viaje con el recién elegido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y me despertó unos celos cuando lo leí, estaba en (el periódico) El País bien desplegado y yo tenía tantas ganas de hacerlo y confesé que tenía celos de su acceso, de la historia que había hecho y hablamos mucho sobre Chávez, sobre procesos en Venezuela y la Revolución Cubana y fuimos entrando en calor», contó Anderson.
«Él (Gabo) me hacía tantas preguntas como yo le hacía a él, y eso me ganó, son muy pocas personas que tienen la estatura icónica, a nivel universal, que tiene García Márquez que es capaz de demostrar en lo que uno sabe o uno ha vivido. Eso fue una característica de él que fue un constante en su vida, por eso lo queremos tanto», subrayó el periodista de la prestigiosa revista The New Yorker.
El encuentro «Nuevos cronistas de Indias. Un mundo de historias por descubrir» fue organizado por la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), creada por Gabriel García Márquez, y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el máximo órgano cultural en México.
Dicho encuentro consistió en una serie de coloquios abiertos al público, del 10 al 12 de octubre en el Museo de Antropología de México, en el que participaron más de 80 periodistas de 15 países de Iberoamérica. Algunos de invitados fueron: el peruano Julio Villanueva Chang, la chilena Mónica González, y los mexicanos Juan Villoro y Sergio González.
La primera versión de dicho encuentro se realizó en abril de 2008 en la capital colombiana y tuvo como objetivo visibilizar y estimular autores, obras y tendencias de la crónica periodística, concibiéndola como género de referencia para promover en Iberoamérica un periodismo de valor artístico y cultural.
Como periodista
García Márquez comenzó su carrera como periodista mientras estudiaba Derecho en la universidad. En 1948 y 1949 escribió para el diario El Universal de Cartagena. Desde 1950 hasta 1952, escribió una “caprichosa” columna con el seudónimo de “Septimus” para el periódico local “El Heraldo de Barranquilla”.
García Márquez tomó nota de su tiempo en “El Heraldo”. Durante este tiempo se convirtió en un miembro activo del grupo informal de escritores y periodistas conocidos como el Grupo de Barranquilla, una asociación que fue una gran motivación e inspiración para su carrera literaria. Trabajó con figuras como José Félix Fuenmayor, el catalán Ramón Vinyes, Alfonso Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio, Germán Vargas, Alejandro Obregón, Orlando Rivera “Figurita” y Julio Mario Santo Domingo, entre otros.16 García Márquez utilizaría, por ejemplo, a Ramón Vinyes, que sería representado como un “sabio catalán”, propietario de una librería en “Cien años de soledad”.
En esa época García Márquez leyó las obras de escritores como Virginia Woolf y William Faulkner, quien influyó a García Márquez en sus técnicas narrativas, los temas históricos y la utilización de localidades provinciales. El entorno de Barranquilla proporcionó a García Márquez una educación literaria al nivel mundial y una perspectiva única sobre la cultura del Caribe. Con respecto a su carrera del periodismo, Gabriel García Márquez ha mencionado que le sirvió como una herramienta para “no perder contacto con la realidad”.
A petición de Álvaro Mutis en 1954, García Márquez regresó a Bogotá a trabajar en “El Espectador” como reportero y crítico de cine. Un año después, García Márquez publicó en el mismo diario “Relato de un náufrago”, una serie de catorce crónicas sobre el naufragio del destructor A. R. C. Caldas, basándose en entrevistas con Luis Alejandro Velasco, joven marinero que sobrevivió al naufragio. La publicación de los artículos dio lugar a una controversia pública a nivel nacional cuando en el último escrito reveló la historia oculta, ya que desacreditó la versión oficial de los acontecimientos que había atribuido la causa del naufragio a una tormenta.
Como consecuencia de esta controversia, García Márquez fue enviado a París para ser corresponsal extranjero de “El Espectador”. Escribió sus experiencias en “El Independiente”, un periódico que sustituyó brevemente a “El Espectador”, durante el gobierno militar del general Gustavo Rojas Pinilla y que más tarde fue cerrado por las autoridades colombianas. Poco después, tras el triunfo de la revolución cubana en 1960, García Márquez viajó a La Habana, donde trabajó en la agencia de prensa creada por el gobierno cubano “Prensa Latina” e hizo amistad con Ernesto Guevara.
En 1974, junto con intelectuales y periodistas de izquierda, funda “Alternativa” (revista) que duró hasta 1980 y marcó un hito en la historia del periodismo de oposición en Colombia. Para el primer número, Gabo escribió un artículo exclusivo sobre el bombardeo al palacio de La Moneda, en Santiago de Chile, lo que garantizó que se agotara la edición. Luego sería el único que firmaría los artículos.
En 1994 junto con su hermano Jaime García Márquez, y Jaime Abello Banfi, creó la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), que tiene como objetivo ayudar a jóvenes periodistas a aprender con maestros como Alma Guillermoprieto y Jon Lee Anderson, y estimular nuevas formas de hacer periodismo. La sede principal de la entidad está en Cartagena de Indias y García Márquez sigue siendo el presidente de la fundación.