Dignatarios rindieron homenaje hoy al ex presidente afgano Burhanuddin Rabbani, quien murió en un atentado cometido por un suicida que aseguraba tener un mensaje de paz del Talibán.
Una creciente multitud de simpatizantes besaron hoy el ataúd de Rabbani y criticaron duramente a la vecina Pakistán por presuntamente fomentar el conflicto en su país.
En tanto, el presidente Hamid Karzai, legisladores afganos y embajadores extranjeros estaban entre aquellos reunidos en el palacio presidencial al inicio del funeral de Rabbani, cuyo féretro fue envuelto con la bandera nacional de color rojo, negro y verde.
Las muestras de enojo en el cementerio ubicado en la cima de una colina expuso las divisiones y las sospechas que se han generalizado en Afganistán después de años de guerra y siguieron a un funeral de Estado celebrado en el palacio de gobierno donde el presidente Hamid Karzai alabó el trabajo de Rabbani como un impulsor incansable de la reconciliación en el país.
«Es nuestra responsabilidad actuar en contra de los enemigos de la paz», dijo Karzai, quien instó a los afganos a sacudirse la angustia por el asesinato de Rabbani en un atentado ocurrido en su casa el martes y que en vez de ello aumenten sus esfuerzos para ponerle fin a los enfrentamientos que la coalición encabezada por Estados Unidos ve como necesaria para salir de ese país para finales de 2014.
El viernes por la mañana, el ataúd fue cargado por militares uniformados con gorra y guantes blancos. El hijo de Rabbani caminaba justo detrás en la procesión.
El ex presidente encabezaba el Consejo de Paz de Afganistán, buscaba reconciliar las facciones en guerra de la nación.
El atacante suicida que mató a Rabbani llevaba un explosivo en su turbante y logró entrar a la casa del ex presidente al convencer a funcionarios, entre ellos asesores de Karzai, de que representaba al liderazgo del Talibán, instalado en la ciudad paquistaní de Quetta y que deseaba negociar la reconciliación.