La tradición bíblica
Título de Totonicapán (fragmento)
í‰ste es el segundo capítulo del gran cuento, llamado Paraíso Terrenal la tierra de amarillez y verdor. Escuchen, ahora les voy a contar cómo era el Paraíso Terrenal. En el primer capítulo, les voy a decir solamente cómo se determinó el orden de los días en los que fueron hechas unas obras por Dios el gran Señor. El primero de éstos es el domingo. En él, Dios el gran Señor creó una luz
grande.
El lunes el segundo día, los nueve pisos del cielo recibieron la vida por Dios el Señor. Los nueve giran sobre la Tierra, y giraban todos los días; allá en el primer nivel se movían. Eternamente estaban asentadas sus casas y su pueblo todos los días.
En el tercer día creó todas las montañas y llanuras, los árboles y las piedras; todo empezó a existir el martes.
El miércoles, el cuarto día, la luz del sol y de las estrellas fue dada por Dios el Señor. Entre las grandes estrellas, el sol y la luna fueron señales del día y de la noche.
El jueves, el quinto día, fueron creados los peces en las aguas, junto con las aves. Fueron creados los peces pequeños y grandes.
El viernes, el sexto día, fueron creadas las serpientes pequeñas y grandes. Todos los animales de la Tierra fueron creados por Dios el gran Señor, así fueron creados el viernes.
Y así recibió vida toda la creación de Dios durante unos días. «Engendren, aumenten, y multiplíquense», dijo Dios el Señor a sus criaturas. Así fueron aconsejadas todas las criaturas por Ts’akol-Bitol.
Ahora empezamos a contar el ordenamiento del Paraíso Terrenal. Entonces fue hecha la Tierra cuando se ordenó lo que llamamos Paraíso. «Así voy a empezar a ordenarlo».