Rincón LITERARIO



Oración

Habí­tame, penétrame.

Sea tu sangre una con mi sangre.

Tu boca entre a mi boca.

Tu corazón agrande el mí­o hasta estallar.

Desgárrame.

Caigas entera en mis entrañas.

Anden tus manos en mis manos.

Tus pies caminen en mis pies, tus pies.

írdeme, árdeme.

Cólmeme tu dulzura.

Báñeme tu saliva el paladar.

Estés en mí­ como está la madera en el palito.

Que ya no puedo así­, con esta sed

quemándome.

Con esta sed quemándome.

La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.

Oración de un desocupado

Padre,

desde los cielos bájate, he olvidado

las oraciones que me enseñó la abuela,

pobrecita, ella reposa ahora,

no tiene que lavar, limpiar, no tiene

que preocuparse andando el dí­a por la ropa,

no tiene que velar la noche, pena y pena,

rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.

Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,

que me muero de hambre en esta esquina,

que no sé de qué sirve haber nacido,

que me miro las manos rechazadas,

que no hay trabajo, no hay,

bájate un poco, contempla

esto que soy, este zapato roto,

esta angustia, este estómago vací­o,

esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre

cavándome la carne,

este dormir así­,

bajo la lluvia, castigado por el frí­o, perseguido

te digo que no entiendo, Padre, bájate,

tócame el alma, mí­rame

el corazón,

yo no robé, no asesiné, fui niño

y en cambio me golpean y golpean,

te digo que no entiendo, Padre, bájate,

si estás, que busco

resignación en mí­ y no tengo y voy

a agarrarme la rabia y a afilarla

para pegar y voy

a gritar a sangre en cuello

de «Violí­n y otras cuestiones»