Rincón LITERARIO



El proceso

(fragmento)

Franz Kafka

Escritor judí­o checo

Era un largo pasillo al que se abrí­an algunas puertas toscamente construidas que daban paso a las oficinas instaladas en el piso. Aunque en el pasillo no habí­a ventanas por donde entrara directamente la luz, no estaba completamente a oscuras, porque algunas oficinas, en lugar de presentar un tabique que las separara del corredor, tení­an enrejados de madera que llegaban hasta el techo, a través de los cuales se filtraba un poco de luz, y podí­a verse a unos cuantos funcionarios, que escribí­an sentados a una mesa o que, de pie junto al enrejado, miraban por sus intersticios a la gente que pasaba por el corredor. En el pasillo no se veí­a a muchas personas a causa, seguramente, de que era domingo. Todas tení­an un aspecto muy decente y estaban sentadas a intervalos a lo largo de una fila de bancos de madera dispuestos a ambos lados del corredor. Habí­a dejadez en el vestir de aquellos hombres, aunque a juzgar por su fisonomí­a, sus maneras, su corte de barba y otros pequeños detalles imponderables, pertenecí­an obviamente a las clases más altas de la sociedad. Como en el corredor no existí­an perchas, habí­an dejado sus sombreros sobre los bancos, siguiendo posiblemente cada uno de ellos el ejemplo de los otros. Cuando los que estaban sentados cerca de la puerta vieron venir a K. y al ujier, se pusieron de pie cortésmente, visto lo cual sus vecinos se creyeron obligados a imitarles, de modo que todos se levantaban a medida que pasaban los dos hombres. Pero ninguno de ellos se poní­a derecho del todo, pues quedaban con las espaldas inclinadas y las rodillas dobladas dando la sensación de ser mendigos callejeros.