Riesgo de autismo entre hermanos es mayor de lo que antes se pensaba


autismo

Un nuevo estudio señala que uno de cada cinco niños, que tiene un hermano mayor autista, es probable que desarrolle también el desorden. Una tasa mucho mayor de la que previamente se pensaba.

Por LINDSEY TANNER CHICAGO / Agencia AP

Los investigadores observaron a 664 bebés que tení­an por lo menos un hermano o hermana mayor con autismo. Al concluir el estudio, 132 niños, equivalentes al 19%, tuvieron un diagnóstico de autismo también al cumplir 3 años. Estudios previos más limitados o menos diversos reportaron un predominio de entre el 3% y el 14%.

«Estamos algo sorprendidos y desconcertados sobre el alto nivel», destacó la autora del proyecto, Sally Ozonoff, psiquiatra y catedrática de ciencias de la conducta del Instituto de la Mente de la Universidad de California, en Davis.

El mayor nivel se registró en niños que habí­an tenido por lo menos dos hermanos mayores con autismo, un 32% de ellos también desarrolló autismo. Asimismo, entre los niños con hermanos autistas, un 26% desarrolló autismo a diferencia del 9% de niñas. Ya es conocido que el autismo es más predominante entre los niños.

En el estudio que incluyó a 12 sitios de Estados Unidos y Canadá, es publicado el lunes en la revista Pediatrics. Estudios previos fueron más limitados o involucraron menos sitios.

Ozonoff dijo que los padres de los niños autistas a menudo le preguntaban: «Â¿Qué probabilidades hay de que tenga otro niño con autismo?» Respondió que su estudio provee una respuesta más actualizada.

Sin embargo, señaló que el 80% de los hermanos estudiados no desarrollaron autismo, y que el nivel de predominio era promedio. Podrí­a ser diferente para cada familia, dependiendo de otros riesgos que puedan enfrentar.

El autismo no tiene causa conocida pero los expertos consideran que las influencias genéticas y externas tienen que ver.

La investigación consistió en examinar si podrí­an haber infecciones, contaminación y otros problemas no hereditarios. Ozonoff agregó que por lo general los hermanos están expuestos a influencias externas similares, que podrí­an explicar parcialmente los resultados del estudio.

Los bebés incluidos en el estudio participaron antes de que mostraran señales de autismo, tales como escaso contacto visual y poca interacción social.

El estudio es una importante contribución a la investigación del autismo y «tiene implicancias claves para las familias que tratan de decidir si tendrán otro hijo», destacó Catherine Lord, directora del Instituto de Desarrollo Cerebral del Centro Médico Presbiteriano/Weill Cornell de Nueva York. Lord no participó en el estudio.

Kathleen Lanese, de Nueva York, dijo que tener un hijo autista no le hizo pensar dos veces para tener un segundo, aun cuando sabí­a sobre la posibilidad de que también fuera afectado.

«Querí­amos otro hijo e í­bamos a aceptar a quien nos llegara», indicó Lanese, que no participó en el estudio. Su segundo hijo fue diagnosticado con autismo 16 meses después, antes que su hijo mayor.

Alycia Halladay, que dirige un centro de defensa del autismo, Autism Speaks, dijo que el estudio provee información más valiosa que otros previos, y fortalece la idea que la historia familiar es un factor de riesgo.

Su grupo, los Institutos Nacionales de Salud y el Instituto Canadiense de Investigación de Salud figuran entre los que financiaron el estudio.