Richard Lindzen es un meteorólogo que se ha ocupado de tópicos tan diversos como el clima, las ondas planetarias, la atmósfera de los planetas, la relación entre trópicos y clima de latitud media, el transporte global de calor, el origen de las edades de hielo, las ondas estratosféricas, la sensibilidad climática, la diferencia entre temperatura polar y ecuatorial, la causa de las olas atmosféricas, la causa de la diferencia entre temperatura polar y ecuatorial, y la interacción entre aire y mar en los trópicos.
Lindzen fue uno de los 4 mil científicos firmantes de la «Declaración de Heidelberg», emitida por el Centro Internacional para la Ecología Científica. La declaración expresaba preocupación por el surgimiento «de una ideología irracional que se opone al progreso científico e industrial, e impide el desarrollo económico y social.» Lindzen también fue uno de los firmantes de una carta dirigida al Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, en la que se advertía que «no es posible detener el cambio climático, porque es un fenómeno natural que ha afectado a la humanidad durante todas las épocas.» El cambio climático es un fenómeno «natural», es decir, no provocado por el ser humano.
Lindzen afirma que la «explosión» de interés sobre un calentamiento planetario, presuntamente provocado por la producción humana de dióxido de carbono, equivale a un «infundado alarmismo» porque no hay prueba de que el ser humano provoque un peligroso calentamiento del planeta. Efectivamente, aun si el ser humano, por ser un cuantioso y creciente productor de dióxido de carbono, fuera causa de la variación de la temperatura, sólo podría provocar un incremento de unas pocas décimas de grado centígrado durante el resto del siglo presente. Y no ocurrirán catástrofes como el incremento del nivel del agua de los mares, ni sequías e inundaciones. Aún si hubiese riesgo de que esas catástrofes ocurrieran, el intento de reducir la cantidad de dióxido de carbono no podría impedirlas.
Lindzen afirma que, «en el pasado, no ha habido correlación entre las mayores variaciones climáticas y las variaciones de la cantidad de dióxido de carbono. Tampoco las variaciones climáticas fueron precedidas por variaciones de la cantidad de dióxido de carbono durante cientos o miles de años». Es decir, la historia del clima planetario no suministra algún fundamento para afirmar que hay una relación de causa y efecto, o que hay una correlación, entre cantidad de dióxido de carbono y temperatura; pero suministra algún fundamento para afirmar que no hay tal relación ni tal correlación. Esas variaciones climáticas naturales quizá no son efecto de causas externas, como la actividad solar, sino efecto de causas internas, como la dinámica de la atmósfera y de los océanos.
Algunos científicos comparten la herética tesis de Lindzen de que no hay un cambio climático antropogénico, es decir, provocado por el ser humano. Empero, no expresan públicamente que la comparten, porque temen perder prestigio o no obtener recursos financieros para investigar. En torno a esta cuestión, Lindzen declara: «Muchos administradores de programas me han dicho que el financiamiento depende del interés por el calentamiento global… Pero si es así, ¿cómo puede usted investigar objetivamente el clima?»
Post scriptum. Una provocativa tesis de Richard Lindzen es que un leve incremento de la temperatura no sería catastrófico, y hasta podría ser benéfico.