La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, regresa el próximo fin de semana al Medio Oriente con el deseo de que el nuevo interés por la iniciativa árabe de paz que data de hace 5 años permita relanzar sus esfuerzos de pacificación, amenazados con estancarse.
La jefa de la diplomacia estadounidense, que parte de Washington la noche del viernes, tiene previsto realizar un «puente aéreo diplomático» entre dirigentes árabes e israelíes.
Según el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, Rice se reunirá con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, en Asuán (sur de ese país), así como con sus homólogos de Egipto, Jordania, Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos, el «Cuarteto Arabe» que agrupa a los aliados moderados de Estados Unidos.
Posteriormente, tiene entrevistas por separado con el presidente palestino, Mahmud Abbas, y el primer ministro israelí, Ehud Olmert, antes de ir a Ammán para encontrarse con el rey Abdalá II de Jordania.
Rice volará luego a Ramala y a Jerusalén para una segunda ronda de discusiones con Abbas y Olmert.
Este viraje de 180 grados de Rice en favor de un puente aéreo diplomático muestra la dificultad de Estados Unidos de impulsar las negociaciones de paz con Israel luego de la formación de un gobierno de unión nacional palestino, que agrupa al Fatah de Abbas y al movimiento radical Hamas, considerado como terrorista por Washington y la Unión Europea.
«Es una situación muy tediosa y difícil», señaló Aaron Miller, que asesoró a seis secretarios de Estado norteamericanos consecutivos sobre el tema israelo-palestino.
El nuevo gobierno palestino es probablemente el primer «gobierno verdaderamente representativo y legítimo» de los palestinos, porque integra a la vez a laicos y religiosos, estimó Miller, actualmente analista del centro de investigación Woodrow Wilson en Washington.
«Pero va a causar molestias y a enredar la diplomacia a corto plazo» de Rice, destacó.
Este periplo deberá concentrarse principalmente en el relanzamiento de un plan de paz esbozado por Arabia Saudita en 2002, pero inmediatamente rechazado por Israel y criticado por Estados Unidos, según un alto responsable del Departamento de Estado que solicitó el anonimato.
El proyecto prevé el reconocimiento de Israel por parte de los países árabes a cambio del regreso del Estado hebreo a las fronteras que tenía en 1967, la creación de un Estado palestino y la reglamentación del tema de los refugiados palestinos.
Funcionarios israelíes recientemente han reconocido elementos «positivos» en la propuesta, a la vez que Rice la ha calificado «favorablemente».
Pero para que Israel acepte discutirla, Rice deberá convencer a sus aliados árabes de enmendarla, sobretodo en el tema del «derecho de regresar» de los refugiados palestinos que emigraron o que fueron expulsados durante la creación del Estado israelí en 1948.
Rice discutirá estos detalles con el «Cuarteto Arabe, a la espera de que la cumbre de la Liga Arabe que tendrá lugar el 28 de marzo en Riad apruebe el documento como base de discusión con Israel», precisó el alto funcionario estadounidense.
«Si ellos aprueban las ideas detrás de la iniciativa saudita (…) será positivo», apuntó.
La propuesta de Arabia Saudita podría entonces ser utilizada para forzar un acercamiento entre Abbas y Hamas, que rehúsa todo reconocimiento explícito de Israel.
Pero a pesar de esto, funcionarios y expertos estadounidenses advierten que la iniciativa árabe no es más que un punto de partida de las negociaciones.
«La iniciativa saudita es una serie de principios, y todos estos principios representan un universo de detalles que deben ser negociados directamente entre los israelíes y los palestinos», añadió Aaron Miller.