La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, se reunió hoy en Addis Abeba con varios líderes africanos después de expresar su creciente preocupación por los conflictos en las regiones de los Grandes Lagos y el Cuerno de ífrica.
Funcionarios del Departamento de Estado indicaron que Rice comenzó sus conversaciones en Addis Abeba con un ministro de la República Democrática del Congo (RDC, ex Zaire) y los dirigentes de Ruanda, Uganda y Burundi, destinadas a tratar los problemas de los insurgentes y las fuerzas extranjeras en la RDC.
Las conversaciones en la capital etíope se realizaban durante una ofensiva de las fuerzas gubernamentales del presidente de la RDC, Joseph Kabila, contra los aliados de un general renegado tutsi, Laurent Nkunda, en el este del país.
Responsables norteamericanos no pudieron confirar si la delegación estaba dirigida por el ministro del Interior de la RDC, Denis Kalume.
Un observador militar occidental en Addis Abeba declaró a la AFP que esperaba que las conversaciones de Rice se centraran en un acuerdo alcanzado el 9 de noviembre por la RDC con Ruanda en Nairobi destinado a tratar de equilibrar la necesidad de expulsar de la RDC tanto a ese general como a la milicia hutu.
Este observador, que solicitó el anonimato, afirmó que el problema era que no había suficientes tropas gubernamentales para hacer frente tanto a los renegados como a las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR).
Las FDLR estuvieron involucradas en el genocidio de los tutsis en Ruanda en 1994.
En el avión que la llevaba a Africa, Rice dijo a los periodistas que la acompañaban que está «cada vez más preocupada por varios focos de crisis en Africa», especialmente en el Cuerno de Africa, Sudán y los Grandes Lagos.
La secretaria de Estado afirmó que sus conversaciones con dirigentes y ministros de Uganda, Ruanda, Burundi y la RDC estaban destinadas a fortalecer los esfuerzos lanzados en 2004 por el presidente norteamericano George W. Bush en la región de los Grandes Lagos.
Rice tenía previsto entrevistarse con el presidente somalí Abdullahi Yusuf Ahmed, para discutir los últimos esfuerzos dirigidos a instaurar la paz en ese país, afectado por una guerra civil desde 1991, pero éste tuvo que ser hospitalizado sorpresivamente en Nairobi el martes.
El recién designado primer ministro Nur Hassan Hussein debería reemplazar al presidente enfermo.
La comunidad internacional está dividida respecto a la utilidad de enviar fuerzas de paz para garantizar la estabilidad en Somalia, donde continúa la violencia a pesar de la derrota de las fuerzas islamistas, hace diez meses, por tropas etíopes.
Estados Unidos quiere ampliar la base de apoyo del gobierno.
«El liderazgo etíope tendrá realmente que ponerse en contacto con todos los elementos que no están (vinculados) al terrorismo», dijo Rice a los periodistas.
El gobierno norteamericano también quiere hacer frente a la emergencia humanitaria, aislar a los extremistas y presionar para que las fuerzas de paz de la Unión Africana se desplieguen rápidamente en Somalia.