La secretaria de Estado Condoleezza Rice realiza hoy la primera visita de un alto funcionario estadounidense a Libia desde 1953 y se reúne con el líder libio Muammar Kadhafi, hasta hace poco excomulgado de la comunidad internacional por apoyo al terrorismo.
Rice debe aprovechar su estadía en Trípoli para enviarles un mensaje claro a Irán y Corea del Norte sobre la posibilidad de cooperar los países occidentales si, al igual que Libia, abandonan sus programas de armamento de destrucción masiva, que sea nuclear, biológico o químico.
Estados Unidos había cortado en 1981 sus vínculos diplomáticos con Libia, y bombardeó Trípoli y la ciudad de Benghazi en 1986, por lo cual esta visita es considerada como la mejor ilustración de la nueva etapa en las relaciones entre los dos países.
«La visita de la secretaria de Estado abre un nuevo capítulo en las relaciones entre Libia y Estados Unidos», dijo el portavoz del departamento de Estado, Sean McCormack, antes de que la jefa de la diplomacia norteamericana emprendiera esta gira que incluye también Argelia, Marruecos, Túnez y Portugal.
El último jefe de la diplomacia estadounidense que viajó a Libia fue John Foster Dulles, en 1953, cuando el país norafricano era dirigido por el rey Idris Senusi.
La presencia de Rice «es también un importante hito que marca el éxito de la política de no proliferación» del gobierno del presidente George W. Bush, sostuvo McCormack.
Kadhafi anunció en diciembre de 2003, tras meses de discusiones secretas con Estados Unidos y Gran Bretaña, que Libia renunciaba a todos los programas de armas de destrucción masiva.
«Libia es un ejemplo de que si un país cambia de opciones, puede establecer un tipo diferente de relación con Estados Unidos y con el resto del mundo», proclamó MacCormack.
Kadhafi se congratuló por el fin del aislamiento al que estuvo sometido su régimen, en un discurso pronunciado el domingo pasado, con motivo del 39 aniversario de la revolución que lo llevó al poder el 1 de setiembre de 1969, cuando el entonces joven coronel depuso al rey Idris.
«El caso del conflicto entre Libia y Estados Unidos está definitivamente archivado y de ahora en adelante ya no habrá guerras, ataques o terrorismo entre ambos países», sostuvo el líder libio ante el Congreso del Pueblo (Parlamento).
Subrayó sin embargo que su país no intenta establecer una amistad con Estados Unidos. «Todo lo que queremos es que nos dejen tranquilos», puntualizó.
El camino recorrido fue largo desde el auge de la crisis en los años 80, cuando Kadhafi daba un claro apoyo a grupos radicales antioccidentales y el presidente estadounidense Ronald Reagan lo trataba de «perro loco».
Rice llega menos de un mes después de la firma, el 14 de agosto, de un acuerdo sobre las indemnizaciones de las víctimas estadounidenses y libias de los atentados y represalias que marcaron las relaciones entre ambos países en los años 80.
Trípoli reconoció su responsabilidad en el atentado de Lockerbie (escocia) contra un avión de la estadounidense PanAm (270 muertos en 1988) y firmó con los gobiernos de Londres y Washington un acuerdo de indemnización a las familias de las víctimas por valor de 2.700 millones de dólares.
El acuerdo también beneficia a las víctimas de los ataques aéreos llevados a cabo por Estados Unicos contra Trípoli y Benghazi enl 16 de abril de 1986, el los cualos murieron 41 personas, entre ellas una hija adoptiva de Kadhafi.
Rice espera discutir con Kadhafi cuestiones relacionadas con la guerra contra el terrorismo y con los conflictos en Chad y Sudán, indicó McCormack.
También abordará la cuestión de los derechos humanos y planteará el caso del disidente Fathi al Jahmi, encarcelado desde 2004 por criticar al gobierno de Kadhafi.