Rezando y con el mazo dando


Desde que el tema de Derechos Humanos se ha extendido por el mundo y más en nuestros paí­ses, hemos, de cierta forma, aprendido a vivir con un poco más de respeto, digo un poco, porque la tolerancia, la cortesí­a y la armoní­a no son precisamente cualidades que nos caracterizan a los seres humanos, ni en Guatemala, ni en muchos paí­ses del mundo.

Claudia Navas Dangel
cnavasdangel@yahoo.es

Y son quienes predican, por un lado, ese respeto y se dicen defensores de la vida y de la paz mundial, quienes más violan todos los derechos existentes, quienes más vidas acaban y quienes más dañan los sueños de la humanidad.

Por ejemplo, en busca de la paz del mundo, el Gobierno de Estados Unidos ha desatado la guerra, la muerte y la destrucción en el Medio Oriente tal y como ya lo ha hecho en otras ocasiones en otras partes del mundo, sin olvidar nuestra querida, o no, Guatemala, durante el conflicto armado. Tan «buenos» ellos, siempre metiéndose donde no los llaman, siempre aprovechándose de los problemas de otros, provocando más miseria, pobreza y hambre, así­ su señorí­o perdurará por siempre.

Condenan, juzgan y dictan sentencia a quienes les conviene y cuándo les viene mejor, interfieren en las decisiones polí­ticas, económicas y sociales de los pequeños, pagan bien, sin duda, para que siempre la sonrisa de nuestros gobernantes y los de otros paí­ses sea para ellos y nada más.

Llega a tanto su desparpajo y el de todos sus rastreros «amigos» que la Nikon de Japón le negó a un niño cubano una cámara fotográfica que habí­a ganado en el XV Concurso Internacional Infantil sobre el Medio Ambiente, amparada por el «embargo» estadounidense contra Cuba. En un mundo de adultos, en donde la fuerza y los intereses predominan, fue la dignidad y la ilusión de un niño la bloqueada y la violada, ¡que vergí¼enza!

Qué las lágrimas de ese niño y la rabia que encendió a muchos en el mundo, al conocer la noticia, le dé más fuerza a Fidel, salud por él, por Cuba y por la dignidad, que el imperialismo y la soberbia no pueden deshacer.