Reyes Mayén, el pedagogo


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De vez en cuando y a veces regularmente el mundo político da pavor.  Un ejemplo de ello lo constituye el caso reciente “Reyes Mayén”, donde sus enemigos lo emboscaron e intentaron asesinarlo a través de un video vergonzoso que traficó libre en la red.  Horrendo lo sucedido y no cabe sino compararlo con una lucha fratricida de altos niveles.

Eduardo Blandón


Una guerra típica de militares, pero también de civiles que se prestan para la conspiración y que quizá en el fondo tienen vocación complotista.  De hecho ya suena en los corredores de la plaza pública que la Secretaría de Comunicación Social del gobierno fue la responsable de la edición y difusión del video de marras.  Un hecho horroroso que ha escrito una página más de lo inescrupuloso de nuestros actores políticos nacionales.

            Uno de iluso piensa que hasta en las guerras hay normas, pero en nuestro suelo nada es tan lejano y utópico que el respeto de conductas mínimas.  En Guatemala “guerra es guerra” y se trata siempre de aniquilar al adversario.  Con en el caso Gerardi donde se utilizaron las mismas artimañas: pasiones desordenadas, sexo, venganza y sangre en vivo.  Si algo tienen los militares es falta de creatividad y mucha efectividad en sus emboscadas, por eso son fácilmente identificables sus acciones.

            Evidentemente Reyes Mayén no es Gerardi (que quede claro) y es prácticamente indefendible lo que le ha sucedido.  El único parangón con el Obispo lo constituye el odio hacia su persona y los actores de la patraña.  Este gobierno dirigido por un exmilitar acaba de recordarnos una enseñanza que “de cuando en vez” nos lo repropone a la memoria: “si te metes con nosotros somos capaz de cualquier cosa.  Lo nuestro es la guerra y sabemos cómo combatirla, para eso fuimos educados”.

            Esto es lo que da pavor y lo que quizá desmotiva a quienes desean incursionar en la vida política: el saber que sus protagonistas son inescrupulosos, carentes de reglas, sentimientos y sensibilidad alguna.  Son auténticos mercenarios que defienden sus posiciones con uñas y dientes.  Lejos de la vida política donde el diálogo y la persuasión son la norma.  Con tales ejemplos, los únicos que se atreven a acceder a la política son los ingenuos y/o los aventureros.    

            Por eso es que el perfil se repite en la selva de los activistas.  Véalos, la mayor parte de ellos son aventureros en busca de oro.  Pistoleros disfrazados de civiles y hombres violentos que no dudan en matar a quienes se opongan a sus proyectos.  También hay mujeres del mismo corte: arribistas, aprovechadas y también tarantulescas. Insensible y capaces de vender el alma al Diablo si la necesidad lo exige.

            Reyes Mayén no es un santo, más bien es un producto pedagógico que advierte a quienes deseen oponerse al gobierno.  Tomarse el IGSS a plomo y espada es solo una pequeña demostración de lo que son capaces de hacer.  Si quiere hacer la guerra con ellos, esté dispuesto a todo.  Se lo aconsejo.