El rey Abdalá, de Jordania, dijo hoy que el presidente sirio Bashar Assad debería dimitir, siendo el primer gobernante árabe que formula esa petición ante la cruenta represión que libra Damasco contra un levantamiento popular iniciado hace ocho meses.
Las declaraciones fueron hechas luego que la Liga írabe votó el sábado a favor de suspender la membresía de Siria por su violenta campaña de represión contra los manifestantes, que según la ONU ha causado 3 mil 500 muertos desde mediados de abril.
«Si Bashar (Assad) piensa en el bien del país, dimitiría y crearía también los medios y el ambiente para crear una nueva fase en la vida política siria», dijo Abdalá a la BBC en una entrevista.
Damasco no formuló declaraciones públicas de inmediato.
Hoy por la mañana, el canciller sirio Walid al-Moallem acusó a las naciones árabes de conspirar contra Damasco y tildó de «vergonzosa y maliciosa» la votación del sábado de la Liga írabe, que fue casi unánime.
La votación fue un irritante revés para el régimen que se jacta de ser un bastión del nacionalismo árabe y ha dejado a Siria cada vez más aislada debido a la represión.
«Queríamos que el cometido de la Liga írabe fuera un cometido de apoyo, pero si los árabes quieren ser conspiradores, ese es su problema», dijo al-Moallem durante una conferencia de prensa en Damasco, patentizando la gran preocupación del régimen sirio por la decisión.
La votación para suspender a Siria —un respaldo importante a la oposición siria— pone a Damasco en colisión directa con otras potencias árabes, incluyendo Qatar y Arabia Saudí, que defendieron la suspensión.
La posición árabe unificada aumenta la presión sobre el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que imponga sanciones, pese a las objeciones de Rusia y China, aliados de Siria. De los 22 miembros de la Liga írabe, solamente Siria, el Líbano y Yemen votaron contra la suspensión de Siria, mientras Irak se abstuvo.