Revolución Francesa II


í“scar Enrique Alvarado S.

El perí­odo revolucionario conoció tres constituciones. Movimiento muy complejo, con dos calendarios. Los campesinos pagaban diezmos a la Iglesia Católica y derechos feudales a los señores, tení­an razones para apoyar la Revolución.

En algunos lugares de Europa la influencia revolucionaria fue nula, en otros el impacto fue bien marcado. Frente a monarquí­as ilustradas y monarquí­as absolutas el proceso revolucionario originó en su contra invasiones militares sobre Francia. La nobleza europea fue afectada reduciendo su número, pero en Francia quedó suprimida. La burguesí­a se incrementó, principalmente en las ciudades industriales.

En esos años ífrica era solamente una fuente de obtención de esclavos; en la India hubo rivalidades coloniales; Oceaní­a casi no era conocida; en América únicamente estaban liberadas las que habí­an sido colonias inglesas.

Gran Bretaña incrementó su dominio en el mar, en tanto Francia lo extendió en el continente. La monarquí­a parlamentaria inglesa era vista como un ejemplo por Voltaire: para que existiera parlamento era necesario que hubiera una nobleza ilustrada y una fuerte burguesí­a.

Anteriormente a 1789 hubo en Francia máquinas textiles de algodón, así­ como metalurgia moderna, pero con la década revolucionaria terminó lo que pudo haber dado origen a la revolución industrial, hubo que esperar hacia 1825 para que despegara. El sistema guildista era fuerte. Por una ley de la Asamblea Nacional, en 1791, decí­a: «Libre de hacer negocios o ejercer cualquier profesión, arte u oficio que fuese de su agrado». Lo que demuestra la tendencia individualista, capitalista que desde el inicio adquirió la Revolución. En relación con los trabajadores no todo les fue favorable, por ley de la misma Asamblea Nacional del 14 de julio de 1791, llamada Ley de Chapelier, en la que se declararon ilegales las asociaciones de trabajadores, sus reuniones motinescas, y susceptibles de castigo.

Francia contaba con una gran fuerza en su pueblo, haciendo frente a coaliciones de paí­ses en su contra. Gran Bretaña daba préstamos a Austria para continuar la guerra. En diciembre de 1794 hubo un intenso frí­o en Holanda y los rí­os quedaron congelados lo que permitió al ejército francés apoderarse del paí­s.

El 7 de marzo de 1793 la Convención declaró la guerra a España, en esta nación los ministros Floridablanca y Aranda aceptaron las nuevas ideas, pero Godoy apoyó un odio a la Revolución Francesa. Las finanzas en España se agotaban y Godoy logró que el paí­s se saliera de la primera coalición en contra de Francia. Por ello recibió el tí­tulo de «Prí­ncipe de la Paz». Con Carlos III hubo progresos cientí­ficos y el movimiento cultural conocido como Ilustración. Un grupo pequeño recibió el nombre de afrancesados. La muerte de Carlos III representó una gran pérdida para España. Con Carlos IV, su esposa y el favorito Godoy la monarquí­a sufrió en su prestigio.

El 25 de abril de 1792 el músico Rouget de Lisle cantó por primera vez la Marseillaise en el Salón del Alcalde de Estraburgo, el origen de este himno es muy emotivo pues el autor jamás habí­a ganado premios por sus composiciones, pero en una noche de inspiración escribió el que llegarí­a a ser el primer himno del mundo.