Una nueva generación de empresarios surgió en Sicilia, la isla sometida durante años a la mafia, y pretende modernizar la economía tras adoptar la decisión sin precedentes de rechazar el pago de impuestos ilegales, con la que ha marcado la campaña electoral en Italia.
«Una noche de septiembre del 2004 llamaron a mi puerta. Tenía que pagar 25.000 euros o mi familia corría peligro. No dije ni sí ni no, sólo tenía miedo», recuerda Giuseppe Catanzaro, joven empresario de Agrigento, al oeste de Sicilia.
«Una semana después regresaron. Les entregué el dinero. Seis meses más tarde me negué a pagarles nuevamente y los denuncié», contó el empresario, cuya hazaña fue apoyada por varios policías valerosos y encontró la solidaridad de otros colegas osados.
Al término de dos años de investigaciones y once detenidos, finalmente se iniciará el juicio.
«No acepto que mi libertad de empresario sea violada», clama Catanzaro.
La actitud del empresario fue apoyada por la Confederación de Industriales Italianos, que en septiembre del 2007 decidió por primera vez en su centenaria historia la expulsión de los miembros que aceptan pagar el llamado «pizzo», el impuesto mafioso.
Un paso decisivo en la lucha contra la poderosa organización criminal, que a través de la temida extorsión obtiene ilegalmente fondos millonarios: cerca del 1,3% del Producto Interno Bruto regional, unos mil millones de euros.
«Hace algunos años se pagaba el «pizzo» tranquilamente y los empresarios no endendían que ese fenómeno afectaba tanto a la economía como a la sociedad», explicó Ivanhoe Lo Bello, 44 años, presidente de la Confindustria siciliana.
En casi seis meses, unos cuarenta empresarios de un total de 4.000 han sido excluidos de la Confindustria y día a día aumentan las denuncias.
«No es por dinero ni para defender a la categoría. Esta batalla es clave para modernizar la economía de Sicilia y salir del subdessarollo que afecta la isla», sostiene Lo Bello, quien vive bajo escolta día y noche.
Invitado por el líder del Partido Democrático (PD, centro-izquierda), Walter Veltroni, a presentarse como candidato para las elecciones del 13 y el 14 de abril, Lo Bello rechazó mezclar «antimafia con política». También rehusó apoyar al candidato de la derecha, el ex primer ministro Silvio Berlusconi.
Con 5 millones de habitantes, el voto en esa región puede ser clave será clave para obtener la mayoría en el Parlamento.
Los sicilianos votarán el próximo domingo y lunes también a sus autoridades locales, tras la renuncia del influyente presidente de la región, el democristiano Toto Cuffaro, condenado en enero por complicidad con mafiosos.
Pero aunque sople un viento renovador en buena parte de la isla, la coalición de derecha probablemente seguirá gobernando este bastión histórico de la Democracia Cristiana.