El proceso al ex presidente Saddam Hussein, juzgado por genocidio contra la población kurda ante el Alto Tribunal Penal iraquí, se reanudó hoy en Bagdad con la presentación de documentos vinculados a la utilización de «armas especiales».
Paralelamente, la Media Luna Roja iraquí suspendió su actividad en Bagdad para protestar contra el secuestro colectivo perpetrado ayer en la capital.
«Hemos cesado nuestras actividades en Bagdad para presionar a los secuestradores y que liberen a los raptados», declaró el secretario general de la sección iraquí de la organización, Mazen Abdalá.
Veinticinco empleados de la Media Luna Roja iraquí y varios civiles fueron secuestrados el domingo por la mañana en Bagdad por hombres armados no identificados. Diecisiete personas fueron liberadas y 19 siguen retenidas, según Abdalá.
«Somos la única organización que trabaja en todo el país. No queremos cesar nuestras actividades. Sólo la sección de Bagdad cerrará temporalmente, porque todo el personal fue secuestrado», agregó el responsable.
La organización, que emplea a casi 1mil personas en Irak, es una de las pocas que siguen siendo eficaces en el país del Golfo y cuenta con una red de unos 200 mil voluntarios.
En el juicio contra Saddam y sus colaboradores, el fiscal presentó durante la trigésima audiencia documentos del secretariado de la presidencia del ex presidente que ordenan el uso de «munición especial».
«El presidente ordena proceder a ataques preventivos con municiones especiales contra bases de guardias de Jomeini», se lee en el documento.
«Los guardias de Jomeini» designan, según la terminología del régimen de Saddam, hipotéticas fuerzas procedentes de Irán que habrían participado en la rebelión del Kurdistán.
En el plano de la violencia, 14 personas murieron el lunes en varios incidentes en el país.
Dos marines estadounidenses fallecieron en misión el fin de semana en la provincia occidental de Al Anbar, principal foco de insurrección sunita en Irak, anunció el lunes el ejército norteamericano.
El domingo, el ejército estadounidense había anunciado ya la muerte de otros tres soldados el sábado en Bagdad en la explosión de una bomba al paso de su vehículo.
Al menos 63 militares estadounidenses han muerto en Irak desde el comienzo del mes de diciembre.
Con estas muertes ya son 2.946 los militares norteamericano o personal asimilado que han muerto en Irak desde la invasión de este país, en marzo de 2003, según un balance de la AFP a partir de cifras del Pentágono.