Resultado plantea el reto del diálogo



Pese a que el resultado del referendo sobre el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, Estados Unidos y República Dominicana (TLC) en Costa Rica resultó con la ratificación del acuerdo comercial, la discusión entre los costarricenses parece no terminar.

El polémico tratado fue ratificado por el 51,7 por ciento de los costarricenses, según el conteo con el 95 por ciento de las mesas escrutadas, pero el estrecho margen de diferencia con respecto al grupo del «No» de tan sólo 3,2 por ciento dejó en evidencia la fuerte división que vive el paí­s sobre su modelo de desarrollo.

El primer sí­ntoma de esta división se dio durante la elección presidencial de 2006 que resultó en la relección de Oscar Arias, en la cual el hoy mandatario triunfó con sólo 18.165 votos de diferencia sobre su principal opositor, Otón Solí­s.

Aferrado a la aprobación del TLC, el gobierno de Arias intentó por la ví­a legislativa aprobar el tratado, pero los mecanismos utilizados por la oposición y la falta de una mayorí­a fuerte en el congreso fueron el principal impedimento.

Hoy luego de casi tres años de discusión, el TLC fue aprobado por poco más de la mitad de los costarricenses, pero en esta ocasión tanto el presidente Arias como los lí­deres de las tendencias del Sí­ y el No, han reconocido la necesidad de un diálogo nacional inmediato.

«Nos toca la tarea más interesante, de buscar coincidencias y construir sobre ellas; a partir de hoy somos una sola Costa Rica, un solo pueblo que necesita alcanzar el desarrollo, somos un pequeño paí­s en territorio pero grande en ideales», dijo Arias luego de conocer el resultado favorable al TLC.

El proceso del refrendo consolidó la división costarricense, en donde por un lado se encontraron los sectores empresariales, comerciantes, industriales, exportadores, y por otro los académicos, sindicatos, iglesias y otras minorí­as.

Tal y como lo reconoce el mismo Arias, la gran dificultad se presenta en el cómo acercar a estos sectores con visiones de paí­s tan diversas, y que como resultado de la campaña, se distanciaron aún más.

Para el gobierno del presidente Arias, esta victoria en las urnas es un leve respiro, pues finalmente logra la aprobación de su principal proyecto, pero también deja a un gobierno desgastado en su credibilidad, sobre todo ante la forzada renuncia del segundo vicepresidente Kevin Casas.

El panorama en la Asamblea Legislativa tampoco es el mejor, porque si bien la fracción de gobierno y los partidos simpatizantes con el tratado exigirán el cumplimiento de la voluntad popular para aprobar la «agenda complementaria» al TLC, la reacción de los partidos de oposición aún es incierta.

Costa Rica tiene hasta marzo del 2008 para aprobar los 13 proyectos complementarios que son requisito para la entrada en vigencia del TLC, por lo que la agenda legislativa tendrá una verdadera carrera contra el tiempo.

Ya algunos lí­deres como el Arzobispo de San José, Hugo Barrantes, la rectora de la Universidad de Costa Rica, Yamileth González, el lí­der de la Alianza del Sí­, Alfredo Volio y el lí­der del No, Eugenio Trejos han llamado una dialogo franco entre las dos mitades del paí­s que se han enfrentado, por lo que las conversaciones para construir una nueva Costa Rica, apenas comienzan.