Respuestas a desertificación


Reunión. Un girasol logró crecer en el desierto de Cuenca, España, paí­s que albergará una importante reunión para hallar soluciones contra la desertificación.

Expertos de unos 200 paí­ses comenzaron este lunes en Madrid la VIII Conferencia de la ONU sobre la lucha contra la desertificación, en la que durante dos semanas estudiarán cómo combatir la sequí­a, que amenaza a un tercio de la población mundial, y redactarán un plan de acción para los próximos 10 años.


«Está claro que la desertificación está entre uno de los mayores desafí­os de la humanidad», advirtió el prí­ncipe Felipe, heredero de la Corona española, durante la inauguración de la conferencia en el Palacio de Congresos de Madrid.

La ministra española de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que también inauguró el evento, dijo esperar que «éste sea un encuentro que marque un antes y un después» en la lucha contra la desertificación en el mundo.

«Conocemos muy bien cuáles son las causas de la desertificación» y «estamos ante un extraordinario desafí­o desde el punto de vista de los derechos humanos», que incluye la pobreza, las desigualdades y el hambre, que están llevando a muchas poblaciones desplazarse huyendo de la desertificación y la pobreza, subrayó.

La desertificación afecta actualmente a 200 millones de personas, pero 2.000 millones de personas, es decir, un tercio de la población, viven en zonas de riesgo, según un estudio de la Universidad de Naciones Unidas publicado en junio.

Unos 2.000 delegados, entre ellos responsables polí­ticos y expertos, y representantes de 800 organizaciones no gubernamentales analizan desde este lunes la situación mundial, identificarán las prioridades y adoptarán un nuevo «plan estratégico» de 10 años para combatir el problema con metas y plazos.

La ONU insiste en que la desertificación no afecta sólo a ífrica, sino también a amplias zonas de Asia, América Latina y algunas partes del sur de Europa.

El ífrica subsahariana y Asia central son las regiones más vulnerables, pero el problema afecta a todos los continentes, advierte el estudio, que fue elaborado por unos 200 expertos de 25 paí­ses.

La pérdida anual de ingresos como resultado de la degradación de la tierra se estima en 65.000 millones de dólares (47.600 millones de euros), según el estudio.