Respeto a la soberanía


Editorial_LH

El lamentable trato recibido por el Presidente de Bolivia en Europa durante su retorno de una reunión económica en Moscú, pone de manifiesto un serio problema de irrespeto a la soberanía de las Naciones y a la dignidad de sus más altas autoridades. Bajo ninguna circunstancia y en ninguna condición debió darse ese desplante de los países que le negaron al presidente Evo Morales el derecho a sobrevolar su espacio aéreo bajo la errónea creencia de que en el avión el mandatario llevaba oculto al responsable de la filtración que ha puesto en tan serios aprietos al gobierno de Barack Obama.


Es evidente que los gobiernos de Francia, España, Italia y Portugal se pusieron al servicio de Washington para evitar que la nave oficial de Bolivia que transportaba al Presidente pudiera sobrevolar sus territorios, o que obligó al mandatario a hacer una escala de más de trece horas en otro país donde sufrió un trato degradante para su alta investidura. El incidente coloca a esos países como violadores del derecho internacional, de entrada, pero además como abusivos en contra de un gobernante de un país soberano que simplemente pretendía retornar a su propia sede luego de cumplir funciones oficiales.
 
 El comportamiento de esos países, siguiendo instrucciones de los Estados Unidos para atajar según ellos al contratista Edward Snowden no puede quedar sin una seria condena porque se trata de un gesto no sólo inamistoso, sino fundamentalmente irrespetuoso de las normas de convivencia internacional. Bolivia es un país sudamericano pequeño en comparación con las grandes potencias mundiales, pero eso no permite que se proceda de una manera tan abusiva en contra de su Presidente, quien es el representante legítimo de todo el pueblo boliviano.
 
 No cabe duda que el caso Snowden es una piedra en el zapato para la administración de Obama, pero ninguna norma del derecho internacional permite que se proceda de esa forma contra un gobernante. No sólo Morales no llevó en su avión al filtrador de los secretos de espionaje de Estados Unidos, sino que además embajadores de países “amigos” quisieron husmear en el aparato para ver si el Presidente boliviano no estaba mintiendo. Destaca entre ellos el diplomático español que infructuosamente trató de jugar el papel de espía pese a las supuestas buenas relaciones entre los dos países hispanoparlantes.
 
 Es inaudito el silencio de algunos países que no han condenado el comportamiento abusivo de los gobiernos europeos que dispusieron cercar al Presidente de Bolivia para someterlo a un registro. Se trata de una cuestión de principios en la que no tienen que ver ideologías, sino simplemente el sentido de la dignidad.

Minutero:
Retener a un Presidente
es un gesto intolerable;
también es inaceptable
que se siente el precedente