«Rescatando nuestra memoria» I


He leí­do el libro «RESCATANDO NUESTRA MEMORIA, REPRESIí“N, REFUGIO Y RECUPERACIí“N DE LAS POBLACIONES DESARRAIGADAS POR LA VIOLENCIA EN GUATEMALA (en lo que sigue, sólo «RESCATANDO NUESTRA MEMORIA»). Los autores del libro, humanitarias personas, Jonathan -Jonás-Moller y Derril Bazzy, ambos acuciosos cronistas y fotógrafos. Ellos plasman en la obra los horrores y padecimientos que sufrieron cientos, cientos de miles de seres humanos guatemaltecos, incluso recién nacidos, niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos, tanto del sexo masculino como femenino, sobre todo los de etnias indí­genas, durante más de 35 años, a consecuencia de la brutal represión del Ejército Nacional y de los sicarios de los Comités Cí­vicos de Autodefensa o Patrullas de Autodefensa Civil (PAC), pandillas de matones, energúmenos deshumanizados, autores de constantes masacres, constitutivas de delitos de lesa humanidad, internacionalmente penados como delitos contra la humanidad.

Alfonso Bauer

Las fotografí­as que se publican son muchas y reflejan la realidad de aquel holocausto, pero, además, van acompañadas de la descripción que sobrevivientes de esas masacres hacen conturbados, apesadumbrados e indignados de lo que presenciaron, sin faltar en nada a la veracidad de su testimonio.

«Rescatando Nuestra Memoria» es un memorial fiel de lo acaecido en una de las épocas más sangrientas en la historia de Guatemala, comparable con la de finales de la segunda década del Siglo XVI, cuando los conquistadores hispánicos, adalides de la imperial monarquí­a española y fingidos cristianos, que, en vez de comportarse conforme al mandato del nuevo evangelio «amaos los unos a los otros», se conducí­an siguiendo a pie juntillas, la sentencia romana, delenda est Cartago, en nuestro caso, delenda est Coctemallan, nombre que los aborí­genes mexicanos al servicio de Pedro de Alvarado, para la conquista del istmo centroamericano daban a nuestro territorio guatemalteco.

Sin duda, los autores de «Rescatando Nuestra Memoria», sabedores de lo anterior, citaron en la introducción del libro, la sabia frase del inolvidable Obispo Juan Gerardi: «Conocer la verdad duele, pero es, sin duda, una acción altamente saludable y liberadora».

Moller y Bazzy, consecuentes con ese aforismo, enriquecieron su obra incorporándole una CRONOLOGíA de los acontecimientos históricos más importantes acaecidos en nuestro territorio, a partir del año 2000, antes de Cristo, hasta 2008, después de Cristo.

De la calidad humana de Jonás da cuenta lo que escribe en el apartado AGRADECIMIENTO, en el cual expresa sus sentimientos de reconocimiento y gratitud a personas e instituciones, no pocas por cierto, que de una manera u otra, contribuyeron, con buena voluntad, experiencia y conocimiento de los hechos polí­tico sociales, de la insurgencia armada y de la apocalí­ptica represión estatal, a colaborar en la edición de este histórico libro. Aporte que, junto con la labor de Jonás y Derrill, hacen de la obra un valioso documental.

Propio del humanismo de Moller es el texto de su último agradecimiento: «A las / los que luchan por la paz, la igualdad y la justicia en Guatemala y en todo el mundo».

COLABORADORES DEL LIBRO

Moller solicitó a varias personas, que de una u otra forma, estuviesen comprometidas humanitariamente en los sucesos que trata el libro, se pronunciaran en tomo a esto, y que fueron:

HELLEN MACK. (Directora de la Fundación Mirna Mack. Mirna, su hermana, activa y competente antropóloga, estudiosa de la realidad en que viven las comunidades indí­genas y viví­an los desplazados internos y los refugiados en México, actividad loable y socialmente valiosa, que, sin embargo, para las autoridades gubernamentales y del Ejército eran intolerables, y debí­an suprimirse, por lo cual la asesinaron cruel y cobardemente. El escrito de Hellen Mack versa sobre la situación actual de las comunidades que fueron afectadas por el desplazamiento interno. Y con base en ese conocimiento, vehementemente, nos propone a los guatemaltecos:

«No debemos permitir que el desplazamiento interno y sus secuelas permanezcan en el olvido, como una página triste de nuestro pasado, como hasta ahora ha sido. Debemos encaminar esfuerzos sostenidos como sociedad para propiciar un entorno comunitario y nacional en el que se promuevan la paz, la reconciliación y la reconstrucción del tejido social. Sólo así­ podremos evitar que en el futuro ocurran de nuevo tragedias humanas como las que han marcado nuestro pasado y que provocaron tanta muerte y desolación».

(continuará)