El pasado sábado 27 de septiembre, falleció, a causa de un cáncer, Mauro Calanchina Poncini, el fotógrafo suizo-italiano radicado en Guatemala, y que se convirtió en el mejor testigo gráfico de las luchas sociales en el período de represión. Sus restos fueron cremados el lunes pasado en Suiza.
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En Guatemala, hace algunos meses, se le habían realizado homenajes en celebración de su obra trascendental, con la cual supo capturar con su sensibilidad algunos de los momentos cumbres de las luchas sociales. Estos homenajes se convirtieron, a su vez, en el homenaje a los líderes de la lucha social que desaparecieron en la guerra, ya que sin el aporte de Calanchina, hoy sólo se tendría un recuerdo difuso de ellos.
Calanchina abandonó su tierra natal y se radicó en Guatemala en la década de los setenta. Se topó con el recrudecimiento de la guerra interna en el país y la represión de los regímenes militares. Sus cámaras, siempre despiertas y colgando de sus hombros, estuvieron listas para capturar las más importantes luchas sociales, como las innumerables marchas de protesta a las que asistió, o para captar el dolor humano en los funerales de los líderes revolucionarios.
Hoy día, dejó su legado gráfico, quizá el único que quede de grandes momentos en que el pueblo se levantó para protestar por el asesinato de líderes o para exigir sus derechos. En varias ocasiones, debió salvar su legado, huyendo, lo cual le valió continuar con vida y, además, conservar su herencia fotográfica.
Según describió este fotógrafo en una entrevista reciente, fue su amigo Miguel íngel Sagone quien le ayudó a guardar los negativos de sus imágenes, lo cual ayudó a preservar la memoria gráfica no sólo de él, sino de todo un país.
Justamente, como relató, al huir al exilio, su estudio fotográfico cayó en manos del Ejército, y con esto, muchas fotografías; pero muchos negativos estuvieron a salvo.
Sus fotografías fueron parte de su aporte como integrante del Partido Guatemalteco del Trabajo. El funeral de Oliverio Castañeda de León, de Robin García, o las marchas del 1 de mayo o del 20 de octubre, o esas famosas fotografías de manifestantes con claveles en su mano izquierda, son los recuerdos más memorables de su obra hoy día.
í‰se fue su verdadero aporte a la lucha social; hoy día, 30 años después de su ingreso a la militancia del PGT en el país, aún se logra respirar el aire de dignidad que proliferan por sus fotografías.