Repunte de violencia


Editorial_LH

Pese a la creación de Fuerzas de Tarea coordinadas directamente desde el Ministerio de Gobernación para controlar distintas manifestaciones criminales, se ha visto un repunte peligroso de la violencia en el país, especialmente significativo porque se caracteriza por la comisión de hechos realmente brutales y un especial ensañamiento en contra de mujeres y niños, lo que causa entre la población mayor sensación de inseguridad, aunque honestamente hablando no se puede hablar de una verdadera conmoción de la opinión pública, pese a la gravedad de los hechos.


Y es que los guatemaltecos permanecemos insensibles ante la violencia y poco o nada nos inmuta el que se cometan brutales hechos de sangre contra víctimas inocentes. Acaso hemos desarrollado una espantosa cultura de la muerte en la que vemos el derramamiento de sangre como algo natural, como parte de nuestro surrealista paisaje, y por ello ni siquiera el asesinato de otras dos niñas y el de una madre en estado de gestación es capaz de sacarnos de nuestro letargo. Las páginas de nota roja de los diarios se pasan con la mayor naturalidad porque contienen una repetición hasta el hastío de acciones criminales y brutales.
 
 Recordemos que el mandato más importante del pueblo en las elecciones que llevaron al general Otto Pérez Molina a la Presidencia de la República fue el de la seguridad, puesto que ese tema fue recurrente en los planteamientos de campaña y se puede afirmar, sin duda alguna, que fue el más importante para el electorado dentro de toda la propuesta que se le hizo. Sin embargo, la gravedad del problema se está mostrando más seria de lo que pudo pensarse a primera vista y se nota que no basta con armar numerosos contingentes para realizar tareas contra el crimen, puesto que el Estado parece estar aún en desventaja por la ausencia de elementos de inteligencia que le permitan conocer las estructuras criminales y sus formas de operación.
 
 Se habla ahora de un desafío abierto de las pandillas criminales contra el Gobierno y a ello se atribuyen los últimos hechos criminales que han provocado señales de alarma entre la población, pero no se sabe a ciencia cierta si se trata de un desborde coyuntural o si es, efectivamente, un plan orquestado para colocar en situación débil a nuestras autoridades. Lo cierto del caso es que las políticas de prevención asignadas a las fuerzas de tarea no han dado el resultado que se esperaba y tampoco las acciones punitivas correspondientes a la investigación que permita el proceso penal y castigo de los criminales avanza con la velocidad que se requiere para contener a esos demonios que se han soltado en los últimos días.

Minutero
No es ninguna pequeñez
ver como ahora se junta
criminales que le apuntan
justamente a la niñez