La junta directiva de Repsol aprobó negociar un acuerdo con Argentina para recibir una compensación por la expropiación de YPF tras arduas negociaciones en las que jugó un rol preponderante México a través de su petrolera Pemex, según reconoció la presidenta Cristina Fernández.
La compañía española informó ayer en un comunicado que sus equipos negociarán con Argentina «a fin de buscar una solución justa, eficaz y pronta a la controversia».
No se detallaron cifras, pero una persona con conocimiento directo del acuerdo preliminar dijo que el pago rondaría los 5.000 millones de dólares en bonos argentinos denominados en dólares estadounidenses.
Repsol retiraría sus demandas legales contra Argentina por haber tomado control de la participación de Repsol en YPF sin compensación, dijo la persona, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a revelar detalles.
La presidenta Fernández se comunicó telefónicamente ayer por la tarde con su colega de México, Enrique Peña Nieto, para agradecerle «el preponderante rol que asumió el director general de Pemex, Emilio Lozoya, en el acuerdo» alcanzado con Repsol, dijo el gobierno argentino en un comunicado.
Pemex, accionista en el directorio de Repsol, participó el lunes en Buenos Aires de un cónclave junto representantes de los gobiernos de Argentina y España para avanzar en un borrador de este acuerdo preliminar que dos días después recibió el aval de la junta directiva de la petrolera española.
Este principio de acuerdo a primera vista le asegura a Repsol una compensación en efectivo al corto plazo y no esperar al fallo favorable de un litigio que puede demandar años. Para Argentina implica una mejora de su desgastada imagen internacional en momentos que necesita de capitales frescos y Pemex tiene ahora el camino despejado para sumarse a la exploración de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, en la Patagonia argentina, uno de los yacimientos más ricos del mundo.
Los analistas señalaron que el arreglo es beneficioso para Repsol y España porque pone un fin a 18 meses de tensiones bilaterales que comenzaron cuando España estaba al borde de un colapso financiero.
La expropiación de YPF, que se concretó en abril de 2012 a partir de una ley del Congreso argentino, llegó en un mal momento «cuando España peleaba por mantener la credibilidad internacional» en sus «intereses en el exterior» y fue «un golpe especialmente fuerte, con un socio clave en América Latina», dijo a la AP Antonio Barroso, analista de la consultora Teneo Intelligence en Londres.
Repsol confirmó que contratará a un banco de prestigio internacional para que lo asesore durante el proceso.
El gobierno de Fernández expropió a Repsol el 51% de sus acciones en YPF, bajo el argumento de que la petrolera española no había invertido lo suficiente en la exploración y explotación de nuevos recursos, obligando al país sudamericano a gastar varios miles de millones de dólares en importación de combustibles.
Repsol, que negó las acusaciones, inició acciones legales contra Argentina ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones, dependiente del Banco Mundial, y exigió una compensación de 10.500 millones de dólares.
«Para la Argentina era indispensable lograr este acuerdo; estuvimos un año en falta con Repsol (para compensarla). Es un primer paso para restablecer la confianza», dijo a la AP el ex secretario de Energía Emilio Apud.
Agregó que Repsol ha aceptado la compensación ofrecida por Argentina porque era preferible contar cuanto antes con el efectivo que tener que esperar años a ser indemnizado.
Para el economista Aldo Abram, de la consultora Exante, «resolver esto era una señal fuerte en términos de los derechos de los inversores. Habrá más posibilidad de que la gente quiera invertir su dinero en Argentina».
Según la Asociación Empresaria Argentina, el acuerdo es «particularmente importante en momentos en que se inician negociaciones comerciales entre el Mercosur y la Unión Europea, en las que Argentina debe participar activamente, de modo de obtener acceso a nuevos mercados y ampliar los existentes con criterio de reciprocidad».
Según expertos, con la solución del conflicto, YPF reflotaría los principios de entendimiento logrados con varias empresas extranjeras interesadas en invertir en el yacimiento de Vaca Muerta, situado en la provincia patagónica de Neuquén y el tercero más importante de petróleo y gas no convencionales del mundo.
Repsol había iniciado una demanda contra el gigante Chevron por su reciente acuerdo con YPF para explotar un área de Vaca Muerta, lo cual había espantado a otras petroleras interesadas.
La mexicana Pemex ve ahora abiertas sus posibilidades para invertir en ese reservorio.
Arturo Carranza, analista mexicano de Solana Consultores, dijo a la AP que «para Pemex resultaría muy atractivo poder tener algún tipo de experiencia en la explotación de este tipo de yacimientos, porque en el norte del país tenemos proyectos de gas lutitas muy parecidos a Vaca Muerta y en función de esto podríamos adquirir experiencia y podríamos también asimilar tecnología para poder explotar los nuestros de la manera más óptima».
Los depósitos de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta incrementarían las reservas petroleras argentinas en al menos 750 millones de barriles y probablemente hasta tres veces más esa cantidad, según Michael Lynch, de la consultora Strategic Energy & Economic Research.
Argentina pasó de ser un exportador de petróleo y gas hace menos de diez años a gastar miles de millones de dólares anuales en la importación de esos insumos, especialmente gas.