Todo los economistas del mundo ya hicieron sus estimaciones hasta donde llegará el hundimiento de la economía mundial, sus repercusiones y como se tendrá que recuperar poco a poco. Hasta los presidentes latinoamericanos entre los que hay unos genios y otros que más parecieran tarados, que creen con la llegada del hermano de Castro al foro, ya todo está arreglado, aunque todos sabemos que no saben nada de nada, pero por lo menos tienen algún carisma que babosea a los electores.
Pero no todo lo que se planifica y se analiza se da igual cada vez que se repite una situación, siempre hay algunas variantes que no estaban contempladas y que cambian todo, como el caso de Petrocaribe que los presidentes latinoamericanos actuales ya se hacían multimillonarios con lo que les iba a quedar con la chinche de dinero que parecía que se daba, con el aumento desmesurado del petróleo, y de repente del plato a la boca se les cayó la sopa. Perdón, quise decir consomé, pues caldo es para los pobres, sopa para los de la clase media y el que quise decir, es para los Ricos y Famosos.
En los planes de recuperación no se contemplaron réplicas, pues las crísis económicas siempre han tenido los mismos efectos de los huracanes, que después de que golpean lo que viene a continuación, es la etapa de reconstrucción.
Ahora parece que la cosa se está presentando como forma de un terremoto, pues la primera réplica es la gran pirámide de estafas a bancos y a los Ricos y Famosos, que organizó una persona en los Estados Unidos y abarcó estafas a estas instituciones financieras a nivel mundial, que bien puede llegar a los $50 mil millones, que mal que bien siempre repercute en todos los estratos de la sociedad.
La réplica anterior era escondida, por eso había mucha razón de que no se contemplara, pero hay otra que esta visible, pero parece que no se viera o que no se le de ninguna importancia, como lo son las tarjetas de crédito.
Se perderán empleos, se reducirán ingresos, pero muchos lo compensarán momentaneamente con la tarjeta de crédito para mantener su mismo nivel de vida, hasta que pum, reviente cuando los deudores dejen de pagar, y los bancos que emiten las tarjetas empiecen a retener los pagos a los acreedores y que se yo, puede venir esta segunda réplica tan fuerte que hunda la economía mundial a niveles mucho mayores que los esperados hasta ahora.
Por supuesto, este es análisis que puede ser igual al que podrían hacer los presidentes, sin bases, sin elementos de juicio que la avalen, por ignorantes en la materia, pero nadie está obligado a no pensar.