Renzi se propone dar un giro a la austeridad europea


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El primer ministro italiano, Matteo Renzi, se hizo con una victoria sin precedentes en las pasadas elecciones al Parlamento de la Unión Europea (UE) gracias a su campaña «Cambiemos el rumbo».

POR ALVISE ARMELLINI
Roma /Agencia DPA

Y ahora que el 1 de julio Italia asume la presidencia rotatoria del bloque, el joven, audaz y ambicioso líder del Partido Democrático aboga por exportar el mismo lema a Bruselas.

«Queremos un cambio de mentalidad, un salto hacia adelante para toda la Unión», dijo recientemente el político de 39 años.

Renzi es una estrella en ascenso en el firmamento político europeo. En mayo, su partido se hizo con más de un 40 por ciento de los votos, convirtiéndose en una de las pocas formaciones gobernantes que logró vencer al euroescepticismo y los populismos. «Actualmente, sólo el papa Francisco es más popular que él», escribió el lunes el sociólogo Ilvo Diamanti en «La Repubblica». Y es que cuatro meses después de asumir el cargo, el primer ministro goza de un índice de aprobación del 74 por ciento.

Con todo, su actuación en casa, marcada por promesas reformistas que impulsaron su popularidad, pero que sólo ha cumplido parcialmente, genera dudas sobre si su programa para la presidencia Italiana del bloque no prometerá más de lo que podrá cumplir. Además, la influencia italiana en los asuntos europeos se ha visto minada por su débil situación económica -tiene una de las deudas más elevadas del mundo- y su sucesión de gobiernos inestables e inefectivos.

En la web de la presidencia Italiana de la UE, Renzi utiliza un tono elevado con retos como «cumplir el sueño de los Estados Unidos de Europa» y convertir Europa en «el lugar donde la esperanza es posible». En términos más prosaicos, su administración quiere que Bruselas se centre menos en la disciplina fiscal y más en la inversión pública, el crecimiento y el empleo, a fin de sofocar una crisis que ha sacudido especialmente a los países del sur del continente.

Para ello, Roma necesita convencer a Alemania -bastión de la prudencia fiscal- de que no se trata de un giro irresponsable. «Ya estamos experimentando un nuevo clima cuando vamos a Bruselas gracias al éxito, la influencia y el carisma de nuestro jefe de gobierno», dijo a dpa Sandro Gozi, ministro encargado de supervisar la presidencia italiana de la UE. «Hay expectativas muy altas y mucha simpatía hacia Italia, impulsada por nuestro éxito en las elecciones europeas», añadió.

Así, ya parece estar tomando forma un acuerdo con la canciller alemana, Angela Merkel. La semana pasada, el presidente galo, François Hollande, celebró un encuentro con Renzi y otros políticos de centro-izquierda para respaldar al conservador Jean-Claude Juncker en la votación que el viernes lo situó como próximo presidente de la Comisión Europea. Pero a cambio, se espera que el ex presidente luxemburgués y ex líder del Eurogrupo sea menos estricto a la hora de aplicar la normativa presupuestaria del bloque.

No obstante, queda por ver si realmente ese compromiso sirve para liberar recursos suficientes como para que sea patente el cambio. En el pasado, Renzi se había mostrado a favor de una revisión más radical de las políticas presupuestarias, pero ha suavizado su postura ante la oposición de Berlín y otros países.

   Silvia Francescon, directora de la oficina romana del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, apunta que Renzi tendrá que operar en una especie de «semestre en blanco» dominado por las maniobras para ocupar los principales puestos dentro del bloque, entre ellos los miembros de la nueva Comisión y el sucesor del presidente europeo, Herman Van Rompuy.

Francescon argumentó en conversación con dpa que Renzi «es suficientemente inteligente para convertir lo que podría ser una presidencia débil en una fuerte» y está acreditado para dar a la UE el impulso que tanto necesita para mejorar su imagen, al menos en Italia. «Eso ya es una victoria».

   Otro objetivo de la inminente presidencia italiana de la UE es conseguir apoyos para un programa de inversión en infraestructura energética y de telecomunicaciones a gran escala y que incluya al Banco Europeo de Inversiones con los llamados bonos de proyecto. Además, entre las prioridades de Roma figuran la inmigración -un tema acuciante en Italia-, el avance del polémico pacto de libre comercio con Estados Unidos y la preparación de una cumbre Europa-Asia prevista para el 16 y 17 de octubre en Milán.