Rupert Murdoch aceptó ayer las renuncias del editor de The Wall Street Journal y la directora de su operación británica en momentos en que el otrora desafiante magnate de medios lucha para contener un creciente escándalo de escuchas telefónicas con disculpas ante la opinión pública y la familia de una colegiala asesinada.
LONDRES / Agencia AP
El escándalo le ha restado miles de millones de dólares al valor de News Corp., el conglomerado de Murdoch. También arruinó sus deseos de adquirir una participación mayoritaria en la cadena televisiva British Sky Broadcasting, marchitó su poder político en Gran Bretaña y amenaza con desestabilizar su empresa de alcance global.
La controversia cobró su primera víctima en Estados Unidos cuando Les Hinton, presidente ejecutivo de Dow Jones & Co. y editor del Wall Street Journal, anunció su dimisión inmediata.
La lugarteniente británica de Murdoch, Rebekah Brooks, renunció más temprano el viernes.
Hinton, de 67 años, trabajó para News Corp. durante 52 años y es uno de los más firmes aliados del barón de los medios. Miembro de la junta directiva de The Associated Press, Hinton se convirtió en jefe de Dow Jones en diciembre de 2007.
Fue presidente de los periódicos británicos de Murdoch durante algunos de los años en que ocurrieron los abusos, pero testificó ante un comité parlamentario en 2009 que no había visto evidencia de que el espionaje telefónico se hubiera extendido más allá del único periodista preso, Clive Goodman.
Hinton dijo que «el dolor causado a personas inocentes (por las escuchas) es inimaginable.»
«Que yo ignorara lo que aparentemente ocurrió es irrelevante, y dadas las circunstancias creo que lo correcto para mí es renunciar a News Corp. y disculparme con los afectados por las acciones de News of the World», dijo.
Sólo un día después de afirmar que News Corp. había cometido sólo «pequeños errores», Murdoch divulgó una disculpa por las «infracciones graves» del News of the World que se publicará el fin de semana en los periódicos nacionales de Gran Bretaña.
El anuncio de página entera, firmado por el magnate, dice que la corporación «lamenta profundamente el daño» causado a las víctimas de las escuchas telefónicas y «deplora no haber actuado más rápido para arreglar las cosas».
En otro acto de arrepentimiento, Murdoch ofreció una disculpa «completa y sincera» a la familia de Milly Dowler, una adolescente de 13 años que fue asesinada y cuyo teléfono fue intervenido por el tabloide News of the World, dijo un abogado de los familiares.
Mark Lewis describió a Murdoch como «muy contrito» y «muy alterado» en la reunión privada en un hotel de Londres. Dijo a periodistas reunidos afuera que el multimillonario se disculpó «muchas veces», diciéndole a los Dowler que las actividades efectuadas por el News of the World no estuvieron a la altura de los estándares establecidos cuando su padre entró al sector de los medios de comunicación.
Los Dowler le dijeron al magnate que de ahora en adelante sus periódicos deberían encabezar el camino para establecer un estándar de honestidad y decencia en el periodismo.
La crisis ya le había costado el puesto a otro directivo el viernes, más temprano, con la renuncia de Brooks, la directora general de los diarios británicos de Murdoch.
Murdoch había defendido a Brooks ante las exigencias de los políticos y legisladores para que dimitiera, y hasta ahora se había negado a aceptar su renuncia. Empero, cambió de opinión al verse apremiada su News Corp. para contener la crisis británica que amenaza la totalidad de su imperio mediático.
Brooks fue directora del News of the World entre el 2000 y 2003, cuando los empleados de la publicación presuntamente intervinieron el teléfono de Dowler en momentos en que la policía la buscaba.
Las denuncias de interferir en la investigación policial desataron la semana pasada una ola de indignación mucho más intensa que los escándalos previos por la escucha de conversaciones telefónicas de políticos, personalidades y destacados atletas.
Murdoch cerró News of the World, fundado hace 168 años, mientras que el primer ministro David Cameron designó a un juez para que investigue el escándalo.
Brooks sostuvo que el debate en torno a su jefatura al frente de News International era en estos momentos una distracción demasiado fuerte para la matriz News Corp., e indicó que se concentraría en refutar las acusaciones vertidas en el escándalo.
«Creo que lo adecuado y responsable ha sido guiar la nave a través de lo más duro de la crisis. Empero, mi deseo de permanecer en el puente me ha convertido en el foco del debate», dijo Brooks en un correo electrónico enviado el viernes a sus colegas y que fue difundido por News International. «Todo esto está desviando ahora la atención sobre todos nuestros honestos quehaceres para solucionar los problemas del pasado».
Algunos políticos británicos expresaron alivio por la renuncia de Brooks.
«Es correcto que Rebekah Brooks finalmente haya asumido responsabilidad por los acontecimientos terribles que ocurrieron mientras estuvo a cargo, como la intervención del teléfono de Milly Dowler», dijo el líder laborista Ed Miliband. «Nadie en este país debe ejercer poder sin responsabilidad».
Cameron considera que Brooks «tomó la decisión correcta», señaló Steve Field, vocero del primer ministro.
Un nuevo director general que no se ha visto inmerso en estos problemas, Tom Mockridge, de 55 años, fue designado para reemplazar inmediatamente a Brooks en News International, la rama local del imperio News Corp de Murdoch. Mockridge, un neocelandés que ha fungido como vocero del gobierno australiano, comenzó su carrera en News Corp. en 1991 y ha estado a cargo de Sky Italia desde el 2003.