Renovar la Constitución


Eduardo-Blandon-Nueva

No me cabe la menor duda que hay que reformar la Constitución.  No solo hay que maquillarla y ponerla bonita, sino ponerla a tono con los tiempos.  Es necesaria una Constitución que estructure un sistema al servicio de todos los guatemaltecos y deje de ser instrumento para que favorezca los intereses de esos pocos que desde siempre han usufructuado los bienes del país.

Eduardo Blandón


Y quizá en esto consista o quizá sea uno de los signos más evidentes de la huella que deje un gobernante.  Porque tocar la Constitución significa anhelo de cambio y deseos de reajustarla en bien del país.  Esto, por supuesto, si los deseos son genuinos y existe buena voluntad de parte de quien promueve semejantes cambios.  Porque puede darse el caso del gobernante aprovechado que jale agua para su molino y vestido con piel de oveja quiera darnos a todos los ciudadanos gato por liebre.
 
Es esto lo que ha sucedido en Nicaragua y Venezuela donde los Presidentes de cada país han hecho reformas, pero a favor de ellos mismos.  Diseñando una Constitución a la medida de su voluntad para provecho propio.  No son esos los modelos que tenga que seguir un entusiasta de cambios auténticos.  Más bien, como decía atrás, debe existir el anhelo de cambios legítimos tratando de organizar una estructura que sea capaz de sacar al país del atolladero donde se encuentra.
 
Debe ser esta la motivación.  No se cambia la Constitución o no debería cambiarse sino desde espíritu de dejar mejor el país que como se encontró.  Si se hace un chapuz, existe el riesgo de dejar peor el sistema que como se encontró.  Aquí debe evocarse, quizá, la metáfora del enfermo que se encuentra en estado limitado.  Está tan francamente deteriorado su estado que hay que poner mucha atención en la medicina y el trato que se le da porque efectivamente se puede morir.  Tan agónicamente está el país que trastocar la Constitución debe ser una operación quirúrgica delicada.
 
Y aquí es donde entran a funcionar los famosos asesores que han sido convocados para proponer cambios y vigilar el estado del país.  Son ellos los médicos que deben, desde su profesional experiencia, proponer una arquitectura realista, pero con visión de futuro, audaz.  Y son ellos los que serán los responsables de la operación de “aggiornamento” de la Constitución.  Ellos y el Presidente, el gobierno en general.
 
De modo que la operación es seria y no debemos tomarla a la ligera como quien es irresponsable.  Por eso la crítica de los temerosos y conservadores que temen la muerte del paciente, el descalabro y su agonía última.  Ellos no quieren, por cautos dicen, por no tener confianza en los operadores políticos, de una acción tan riesgosa y compleja como modificar la Carta Magna.  Pero, en mi opinión, no hay que ceder a los temores y hay que dar el paso y actuar.
 
Las cosas no serán fáciles y es aquí donde conoceremos la pericia del Presidente y sus asesores.  Es este un examen importante del gobernante Pérez Molina y veremos qué tanta cintura tiene para desafíos verdaderamente importantes.