Mañana finaliza la primera semana completa de enero de 2010. Ahora los guatemaltecos no deben quedarse parados, estáticos y asombrados, esperando que otra ola de tiempo les atrape y revuelque de nuevo entre su furia de agua salada y arena, sobre la playa de inercia e indolencia en la que se han abandonado durante tantos años. Es momento de remontar con coraje y valentía la ola del tiempo y de crisis que se les pone enfrente. Es momento de demostrar que los guatemaltecos hablan coherencias y accionan con valor y decisión frente a las vicisitudes. Es momento de remontar la ola para pasar hacia aguas más tranquilas y buscar un derrotero que les lleve a puerto seguro.
Las olas se remontan con creatividad, paciencia, mucho trabajo y ahorro. Las olas se remontan con fe, jovialidad y alegría. Las olas se remontan haciendo bien. Las buenas o malas acciones se pagan mediante una inmutable ley universal que existe desde los principios de la creación del universo.
¿Quién cree el lector que tiene a Guatemala hundida en los niveles en los que se encuentra? ¿Quién cree el lector que ha producido y permitido que la voracidad, la violencia, el crimen organizado y el narcotráfico se hayan posicionado en Guatemala y se hayan posesionado de la República? ¿Quién cree el lector que ha permitido que la ola de criminalidad haya aumentado a niveles que levantan un monumental clamor hacia el cielo?
Está usted en lo correcto, distinguido y pensante lector: Los mismos guatemaltecos han producido, promocionado y permitido que la moral en Guatemala haya desaparecido en muchos ámbitos, en todas las escalas de la sociedad. ¿Los gobiernos? Bueno, estos también son constituidos por guatemaltecos, generalmente hijos de madres también guatemaltecas. ¿Entonces? íšnicamente es responsabilidad de los guatemaltecos la clase de país que tienen, porque ellos mismos lo han construido activando u omitiendo. En fin, son los mismos guatemaltecos quienes han permitido la degradación moral, económica, ecológica y ambiental de Guatemala.
¿Cree verdaderamente el culto lector que un presidente o un gobierno, sea cual fuere, podrá acabar con la corrupción de muchos de los mismos guatemaltecos? ¿Cree el estimado lector que haya hombre o mujer que tenga la verdadera capacidad de «componer» a Guatemala, arrancando de los corazones la voracidad, la ignorancia, la envidia, el instinto criminal, la mala fe, la sutileza, el egoísmo, el fomento de la impunidad, la creación de leyes torcidas para proteger a los delincuentes «de cuellos blancos» y de cuellos sucios? Yo personalmente no lo creo.
Hay muchísimos guatemaltecos y guatemaltecas con un alto sentido de la dignidad, de la decencia, del trabajo honrado, de la honestidad, de la honorabilidad, de los valores morales… valores éticos que son los que tienen que emerger, dominar y prevalecer por encima de lo corrupto. La dispersión y la expansión de estos valores sobre y dentro de la sociedad guatemalteca es lo único que puede cambiar a Guatemala. El conocimiento y aplicación del respeto hacia los derechos y las obligaciones individuales sería un eficaz coadyuvante para dar soporte a los altos valores morales de los guatemaltecos de bien.
Para remontar la ola se necesita valor, convicción, buena voluntad, disciplina, tenacidad, buena fe y mucho trabajo con libras de dieciséis onzas; no de doce. Para remontar la ola, cada quien debería realizar una diaria y fervorosa oración para apartarse individualmente… del mal.