Poderosas, única e impredecibles, las contracorrientes religiosas están actuando en la elección presidencial de Estados Unidos y podrían producir cambios sutiles pero significativos que decidirían el resultado en la que se está formando como una contienda bastante cerrada entre el presidente Barack Obama y su adversario republicano Mitt Romney.
Los más importantes son los cristianos evangélicos, uno de los más poderosos y fiables bloques electorales en el Partido Republicano. Muchos de ellos están intranquilos por la fe mormona de Romney.
No obstante, pocos evangelistas votarán por Obama debido a su apoyo al derecho al aborto y a su reciente respaldo a los matrimonios entre personas del mismo sexo que son un anatema para los cristianos conservadores. Pero muchos cristianos fundamentalistas consideran la religión de Romney como una secta y no cristiana.
Además, las posturas de Romney sobre ciertos asuntos sociales como el aborto han cambiado con los años, alimentando dudas entre algunos republicanos sobre sus convicciones conservadoras. El virtual candidato republicano ahora dice que se opone al aborto.
La pregunta, entonces, es si los cristianos conservadores irán a las urnas.
Durante las elecciones primarias republicanas, muchos evangelistas votaron por los adversarios más conservadores de Romney, como Rick Santorum y Michelle Bachman.
«¿Qué sucede con la fuerza conservadora evangelista que apoyó a Santorum y Bachman? Mi sentir es que muchos de ellos se quedarán en casa», dijo Katherine Knutson, una especialista en ciencias políticas que estudia Religión y Política en el Gustavus Adolphus College.
«Esta es una elección tan extraña en lo que respecta a religión», comentó Knutson. «Tensiones entre varios sectores de las facciones religiosas hacen de éste un período realmente inusual», señaló.
Y se vuelve aún más inusual en un año electoral en el que la economía, y no los asuntos sociales que normalmente involucran la creencia religiosa, es el principal asunto entre los votantes. En este momento, Obama y Romney se encuentran casi empatados en las encuestas y eso significa que la elección será decidida en los poquísimos estados que votan de un modo fiable por uno u otro partido.
En esos estados, los votantes independientes decidirán qué hombre ocupará la Casa Blanca en enero de 2013.
La religión también influirá en la decisión que tomen los votantes de raza negra, los principales partidarios de Obama. Muchos líderes eclesiásticos de congregaciones negras se han opuesto a la reciente declaración del mandatario en favor del matrimonio gay.
Los hispanos, también en su mayoría simpatizantes de Obama, podrían dividirse en sus preferencias.
En su mayoría son católicos. Y algunos podrían verse indecisos entre ser leales a su fe, cuyos representantes se oponen a Obama en el tema de la anticoncepción, y apoyar al presidente, a quien prefieren por encima de Romney en asuntos relacionados con la inmigración, un tema de suma importancia para los votantes latinos.