Relación en punto muerto tras atentado de Bombay


Los sangrientos ataques del año pasado en Bombay, con 166 muertos, rompieron un prometedor proceso de paz entre India y Pakistán, estancando las difí­ciles relaciones bilaterales.


Las relaciones entre los dos eternos rivales del sur de Asia, ambos poseedores del arma nuclear y enfrentados en tres guerras desde 1947, siguen siendo tensas, pero un proceso de paz iniciado en 2004 habí­a mejorado los intercambios, en particular en torno a la disputada región de Cachemira.

Las conversaciones quedaron bruscamente interrumpidas luego de un sangriento ataque de un comando armado contra varios lugares de Bombay, la capital económica de India, en noviembre de 2008, que dejaron 166 muertos y más de 300 heridos.

Nueva Delhi acusa a las «agencias oficiales» paquistaní­es de haber alentado los ataques de los extremistas miembros del movimiento islamista Lashkar-e-Taiba (LeT), con sede en Pakistán.

India declaró que no reiniciarí­a conversaciones mientras Pakistán no actúe contra las personas implicadas en los ataques y no reprima las actividades de militantes islamistas que actúan en su territorio.

Pesa a que India ha sido sacudida varias veces por ataques terroristas, el «26/11» o el «11 de septiembre indio», como lo ha llamado la prensa nacional, petrificó la opinión pública.

Desde entonces, altos responsables indios y paquistaní­es se han reunido en varias ocasiones en conferencias regionales sin provocar avances importantes para una normalización de las relaciones.

Pakistán estima haber hecho con creces lo que corresponde, pero India insiste en que podrí­a hacer más. Bajo presión internacional, Islamabad reconoció este año que el comando habí­a partido del puerto de Karachi, al sur de Pakistán.

El proceso ante una corte paquistaní­ de siete hombres vinculados al movimiento LET fue interpretada por Nueva Delhi como un triunfo pero el lento proceso judicial y las repetidas demandas del ministerio del Interior paquistaní­ Rehman Malik para complementos de información contra los acusados, frustraron a la India.

Según Tahir Kamaran, responsable del departamento universitario de historia en Lahore (Pakistán), India tiene la clave para aclarar la situación.

«Pakistán quiere reanudar el diálogo pero hay un problema de lado indio», estimó.

No obstante, Nueva Delhi hace notar que no sabe con quien puede hablar en Pakistán, si con el presidente, el Primer Ministro o el comandante del ejército.

Para algunos, una de las posibilidades que podrí­an permitir sacar adelante la situación serí­a la apertura de conversaciones bilaterales secretas, que ya demostraron su eficacia cuando la relaciones bilaterales (normales) estaban a punto de fracasar.

«Esto deberí­a reactivarse», estimó el ex secretario de Estado indio para las Relaciones Exteriores, Lalit Mansingh.