Dos años después de la Conferencia de Córdoba en España, los países de la Organización por la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) se reunieron el jueves en Bucarest para reiterar su compromiso de lucha contra el racismo, el antisemistimo y la discriminación de todo tipo.
«La democracia debe fundarse sobre el respeto de los derecho y la igualdad de posibilidades para todos», declaró el presidente rumano Traian Basescu, al inaugurar la conferencia, organizada en una de las salas del monumental palacio del ex dictador Nicolae Ceausescu.
«Durante el comunismo, esta tradición de respeto de la diversidad, que ha caracterizado al pueblo rumano, fue gravemente deformada» reconoció Basescu.
El presidente rumano recordó luego los esfuerzos hechos en su país por recuperar esa tradición y en particular la creación de un Consejo Nacional de lucha contra la discriminación y de un Instituto Nacional de Investigación sobre el genocidio nazi.
Basescu insistió en la importancia de la educación de los ciudadanos, y particularmente de «las jóvenes generaciones, en materia de respeto de la diversidad» para «comprender que cada grupo étnico debe ser respetado».
A este respecto, el presidente en ejercicio de la OSCE, el ministro español de Exteriores Miguel íngel Moratinos, destacó «la importancia del contenido de los manuales (escolares) para poner fin a versiones deformadas» de la historia.
Moratinos aprovechó la ocasión para rechazar «las declaraciones del presidente iraní relativas a la destrucción de Israel».
La diversidad étnica es una realidad en Rumania con la presencia de numerosas minorías y en particular la de los rom, estimada en 2 millones, que sufre todavía conductas discriminatorias.
«Tenemos que combatir la imagen de los roms y de sus tradiciones, que tiene una mayoría de los rumanos», declaró Florin Cioaba, autoproclamado «rey de los Roms» de Rumania, que espera que la ley sobre la discriminación en su país incluya sanciones penales.
La primera jornada de debates debía abordar el combate contra el antisemitismo, con la intervención del ministro israelí de Asuntos Sociales, Yitzhak Herzog, y la lucha contra la intolerancia y la discrimación hacia los musulmanes.
La intolerancia y la discriminación en particular hacia los cristianos y los miembros de otras religiones figuran entre los temas programados para la segunda jornada.
Unos 1.300 policías fueron movilizados para garantizar la seguridad durante los dos días de conferencia de la OSCE en la capital rumana.