Reinaldo Arenas


La vida del escritor cubano Reinaldo Arenas fue recreada por su amiga y traductora al francés, Liliane Hasson, en una biografí­a publicada en Parí­s que termina con su carta de despedida, en la que responsabiliza a Fidel Castro de su exilio, su enfermedad incurable y su suicidio en Nueva York.


La autora de esta biografí­a, publicada por la editorial francesa Actes Sud bajo el tí­tulo «Un Cubain libre, Reinaldo Arenas» (Holguin, 1943 – Nueva York 1990) es una reconocida universitaria especialista de la literatura de Cuba, quien lo conoció en 1968 en La Habana.

Arenas, traducido a muchos idiomas, es considerado uno de los más importantes escritores de la isla al lado de José Lezama Lima, Cabrera Infante, Virgilio Piñera, Severo Sarduy y Alejo Carpentier.

Su obra está censurada en Cuba, aunque la revista en internet oficial la Jiribilla publicó unos textos suyos.

«Arenas es un escritor irrecuperable para el régimen cubano, ya han tratado, pero no lo pueden hacer mientras no haya democracia, ya que Arenas hizo de Fidel un personaje de libros como Celestino antes del alba y Otra vez el mar», declaró Liliane Hasson.

En una ocasión, en 1969, la autora sirvió de puente en la vida de Arenas y sacó sus manuscritos en secreto, pasándoselos al pintor Jorge Camacho y a su esposa Margarita, quienes contribuyeron a que su obra se conociera en el mundo entero.

Primero admirado por un cí­rculo intelectual habanero, Arenas, homosexual declarado, fue luego perseguido, repudiado y encarcelado.

Hasson lo describe como un hombre coqueto, de gran prestancia fí­sica, con «duende» y humor, fuerte y señorial como todo hombre del campo, con un acercamiento mí­stico a la naturaleza y sobre todo al mar.

En su libro de cuentos «Termina el desfile» cuenta los comienzos de la epopeya revolucionaria, con muchachos armados de viejas escopetas que se iban cantando por los caminos buscando algo que comer.

«Mi hijo era un muchacho verdaderamente amargo que cargaba con el peso de la soledad, incluso cuando era niño, pero era también tan cómico», cuenta la madre del escritor, Oneida Fuentes.

Arenas emigró a Estados Unidos en el éxodo del Mariel en 1980 a los 37 años rumbo a un exilio que serí­a defintivo.

Liliane Hasson viajó a Cuba, Miami y Nueva York buscando sus huellas en la memoria de familiares y amigos: Anton Arrufat, Carlos Victoria, Delfí­n Prats, José Abreu y Luis de la Paz, Juan Piñera, Tomás Fernández Robaina, Clara Morera, Ingrid González, Dolores Koch, Lázaro Gómez Carriles y Perla Rozencvaig.

Desde su primer libro «Celestino antes del alba» Arenas llamó la atención por su lujosa prosa poética, emparentada con la del mexicano Juan Rulfo.

Otros libros suyos son «El mundo alucinante», «El palacio de las blanquí­simas mofetas», «Otra vez el mar», «El portero».

Las fotografí­as de Suzanne Nagy contribuyen a darle a este libro el carácter de un álbum de familia de una generación que se identificó con la revolución y ha terminado gritando de dolor, pidiendo justicia y democracia.

En el 2000 la vida de Arenas alcanzó ribetes de mito con la pelí­cula de Julián Schnabel, basada en sus memorias, «Antes que anochezca», en la que el español actor Javier Bardem lo encarnó de manera inolvidable.

«Al pueblo cubano tanto en el exilio como en la isla los exhorto a que sigan luchando por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de derrota, sino de lucha y esperanza. Cuba será libre. Yo ya lo soy», escribió Reinaldo Arenas en su carta de despedida ese diciembre de 1990.