La OPEP guarda silencio sobre su voluntad de aumentar o no la producción de petróleo en su reunión del 5 de diciembre en Abu Dhabi, y aunque no quiere ser acusada de la disparada de los precios, teme abrir sus grifos en momentos en que la economía se desacelera.
«Arabia Saudita va a presionar por un alza de la oferta. Ya señaló sus intenciones al aumentar su propia producción», estimó Leo Drollas, economista de la consultora Centre for Global Energy Studies (CGES).
«Creo que la OPEP no hará nada, porque espera una demanda más en baja que en alza» a raíz de las amenazas que pesan sobre la economía, consideró no obstante Simon Wardell, de la consultora independiente Global Insight.
Ambas opiniones reflejan la incertidumbre que reina sobre las intenciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que suministra cerca de 40% del petróleo mundial, y la complejidad de la ecuación a resolver la semana próxima en Abu Dhabi.
Hasta el viernes, las declaraciones de funcionarios de países miembros de la OPEP no habían aclarado el panorama.
El 24 de noviembre, el ministro iraní de Petróleo, Gholam Hossein Nozari, despertó la esperanza de un aumento de la producción al declarar que Irán estudiaba el asunto.
Pero tras hacer una referencia en el mismo sentido, el ministro saudita de Petróleo y líder de facto del cartel, Ali al Naimi, consideró el miércoles pasado que la oferta mundial es «suficiente».
Los países que ya extraen petróleo al máximo de sus capacidades, como Venezuela, Irán o Argelia, no ganarían nada con un alza de la producción y por el contrario, perderían dinero si la medida logra enfriar los precios.
Además, Irán y Venezuela, enfrentados a Estados Unidos, no comparten la preocupación saudita sobre una recesión o desaceleración de la economía estadounidense.
La OPEP echa la culpa del alto precio a los especuladores y las capacidades de refinación insuficientes. El petróleo se mantuvo todo el mes de noviembre por encima de los 90 dólares, y alcanzó su récord a 99,29 dólares el 21 de noviembre.
Pero si deja su producción sin cambios en Abu Dhabi, sabe que se enfrenta a los ataques de los países consumidores.
La Agencia Internacional de Energía (AIE), que defiende los intereses de los consumidores, pidió el jueves a la OPEP volcar al mercado 900.000 barriles diarios adicionales para equilibrar el mercado en el cuarto trimestre, so pena de «un impacto muy negativo» en la economía.
«Sería difícil para la OPEP justificar la inacción si los precios siguen en torno a los 90 dólares el barril», estimó Veronica Smart, de la consultora Energy Information Centre.
Además, al dejar los precios a estos niveles récord, el cartel podría terminar matando la gallina de los huevos de oro.
«Existe un riesgo de que la demanda termine agotándose», destacó Drollas. La AIE también da cuenta de «señales fuertes de que los precios elevados del petróleo pesan sobre la demanda» en su informe de noviembre.
Pero la OPEP también tiene buenas razones para optar por el status quo, sobre todo después de la corrección de este viernes que vio bajar los precios por debajo de los 90 dólares el barril por primera vez en un mes.
Además, la experiencia mostró que el alza de 500.000 barriles diarios decidida el 11 de septiembre en Viena no logró frenar ni limitar la subida de los precios.
El calendario para un alza tampoco parece ser el ideal. ¿Se deben abrir los grifos en momentos en que Estados Unidos, primera economía mundial, se desinfla?
El cartel quiere evitar a toda costa que se repita la catástrofe que siguió a la crisis asiática: aumentó su producción un 10% y el barril cayó a 10 dólares en 1999.
Finalmente, los eventuales barriles adicionales corren el riesgo de llegar a los consumidores demasiado tarde, a fines del invierno en el hemisferio norte, pasado el momento de mayor consumo de fuel.