Los habitantes en el corredor costero vapuleado por la supertormenta Sandy tomaron los primeros pasos cautelosos para regresar a rutinas alteradas por el desastre, incluso mientras socorridas recorrían barrios llenos de escombros y marcados por inundaciones e incendios.
Pero mientras los autobuses públicos en la ciudad de Nueva York regresaban a calles oscuras y fantasmagóricamente carentes de tráfico, y la Bolsa de Valores se aprestaba a reiniciar sus transacciones, estaba claro que restaurar la región a su ritmo usualmente frenético pudiera tomar días — y que reconstruir las comunidades más afectadas y las redes de transporte que las conectan pudiera tomar mucho más tiempo.
«Vamos a sobrevivir los próximos días haciendo lo mismo que hacemos siempre en tiempos difíciles: trabajar juntos, hombro con hombro, dispuestos a ayudar a un vecino, darle consuelo a un extraño y echar a andar la ciudad que amamos», dijo el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg.
Para el martes por la noche, los vientos y las inundaciones causadas por Sandy habían amainado, tras dejar al menos 55 muertos a lo largo de la costa del Atlántico y destruyendo viviendas y paseos en playas desde Carolina del Norte hasta el sur de Nueva Inglaterra.
La debilitada tormenta siguió desplazándose por Pensilvania en su ruta pronosticada hacia el estado de Nueva York y Canadá.
En el punto máximo del desastre, más de 2,8 millones de personas quedaron sin electricidad, algunas en estados tan alejados como Michigan. Casi una cuarta parte de aquellos sin servicio estaban en Nueva York, donde las usualmente brillantes luces del bajo Manhattan siguieron a oscuras por segunda noche consecutiva.
«Es descorazonador tras haber estado aquí por 37 años», dijo Barry Prezioso, de Point Pleasant, Nueva Jersey, al regresar a su casa en esa comunidad de playa para inspeccionar los daños. «Tú ves tu casa destruida de esta forma y es duro. Pero nadie resultó herido y la planta alta es aún habitable, así que podemos vivir ahí y limpiar. Estoy seguro que a mucha gente le fue peor. Me siento un poco afortunado».
La tormenta causó los peores daños en los 108 años de historia del sistema del tren subterráneo de Nueva York, de acuerdo con Joseph Lhota, presidente de la Autoridad Metropolitana del Transporte, y pudiera tomar al menos cinco días restaurar el servicio.
«Esta fue una tormenta devastadora, quizá la peor que hayamos experimentado», dijo el alcalde Bloomberg.
El grado de la devastación en Nueva Jersey se fue revelando al amanecer del martes. Las cuadrillas de emergencia recorrían la zona para rescatar a cientos de personas.
Con la voz ronca, el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, dio el recuento de los daños en una conferencia matutina ante la prensa: Las vías del tren fueron arrasadas por el agua, no fue posible encontrar un lugar seguro para que su aeronave aterrizara en la barrera de islas frente al estado, y buena parte de la costa seguía sumergida.
«Esto va más allá de cualquier cosa que pensé ver», dijo Christie. «El panorama es devastador por ahora».
El número de muertos dejado por el huracán Sandy, convertido en supertormenta al combinarse con otros fenómenos meteorológicos, ascendió a 55 en Estados Unidos. Además, Sandy mató a 69 personas en el Caribe, antes de avanzar al territorio norteamericano.
Las aerolíneas cancelaron más de 18.000 vuelos. Sólo el martes más de 7.000 vuelos fueron cancelados, de acuerdo con FlighAware, una página de rastreo de los servicios de aviación. Los tres aeropuertos principales de la ciudad de Nueva York permanecieron cerrados.
El presidente Barack Obama emitió la declaración de desastre mayor en Nueva York y en Long Island. La medida liberó fondos federales para los habitantes de la zona. Obama volvió a suspender el martes sus actividades proselitistas.
Durante una visita a las oficinas principales de la Cruz Roja, Obama advirtió el martes al público que la supertormenta «no ha terminado». Agregó que persisten los riesgos de inundaciones y caída de cables eléctricos, y consideró que la tormenta fue un evento «desgarrador para la nación».
El mandatario ofreció sus reflexiones y plegarias para los afectados, y les aseguró, «Estados Unidos está con ustedes». Dijo también que ha dado instrucciones para que los funcionarios gubernamentales coordinen la respuesta adecuada. «No hay excusa para la pasividad», advirtió.
Aseguró a los gobernadores de las zonas afectadas que si reciben un «no» como respuesta, «pueden llamarme personalmente a la Casa Blanca».
El candidato republicano a la presidencia Mitt Romney reanudó sus actos proselitistas, en Ohio, aunque planeaba convertir un mitin en un acto de recaudación de ayuda para la tormenta.
Las operaciones se cancelaron otra vez en la Bolsa de Valores de Nueva York. El mercado bursátil no había dejado de operar en dos días consecutivos por factores meteorológicos desde una intensa nevada en 1888.
La marea aumentó 4,27 metros (14 pies), con lo que rebasó el récord histórico. Ello llevó agua de mar al Bajo Manhattan, donde se inundaron túneles, estaciones del tren subterráneo y ductos del sistema eléctrico que dan servicio a Wall Street. El problema obligó a desalojar lo mismo a pacientes de los hospitales que a turistas de los hoteles. Los rascacielos se menearon por la fuerza del viento, que derribó parte de una grúa instalada en el piso 74 de un edificio en el área de Manhattan conocida como Midtown.
En Queens, uno de los barrios de la ciudad, cerca del Océano Atlántico, un incendio devastó entre 80 y 100 viviendas el martes por la mañana, pero no se reportaron decesos.
«Esto será para los libros de récords», dijo John Miksad, vicepresidente de operaciones eléctricas de la empresa Con Edison, que tenía a más de 670.000 clientes sin el servicio en la ciudad de Nueva York y sus alrededores.
En Nueva Jersey, por donde entró Sandy, el agua inundó repentinamente la pequeña localidad de Moonachie, y las autoridades se esforzaban para rescatar a unas 800 personas, algunas de las cuales vivían en un parque de remolques. La policía y los bomberos usaban lanchas para llegar a la gente que quedó rodeada por el agua.
«Vi árboles que no sólo cayeron parcialmente, sino que fueron arrancados de raíz. Vi cuando un árbol aplastó la casa de alguien como si fuera una esponja mojada», dijo Juan Allen, residente del parque de remolques.
La tormenta colosal llegó hasta el centro norte del país, con lluvias intensas y nieve. Las autoridades en Chicago pidieron a los habitantes que se alejaran de las orillas del Lago Michigan, en tanto la ciudad se preparaba para soportar vientos de incluso 96 kph (60 mph) y olas de 7,2 metros (24 pies). Esas condiciones se mantendrían incluso hasta el miércoles.
La curiosidad cedió paso a la preocupación durante la noche, cuando muchos neoyorquinos vieron vecindarios enteros que quedaban en penumbra, por los cortes de electricidad. El sitio del World Trade Center parecía un espectro refulgente cerca de un extremo del Bajo Manhattan. Muchos residentes reportaron que las únicas luces visibles eran las estroboscópicas de los vehículos de emergencia y los destellos de algunas linternas en los apartamentos cercanos.
Mientras el huracán Sandy se acercaba al noreste del país, se combinó con un sistema polar que lo convirtió en un monstruoso fenómeno híbrido de lluvia, viento e incluso nieve como la que azotó a Virginia Occidental y otras zonas montañosas, tierra adentro.
Aunque se seguía debilitando, la tormenta, que provocó advertencias de vientos intensos desde Florida hasta Canadá, seguirá generando lluvias torrenciales e inundaciones, dijo Daniel Brown, meteorólogo encargado de coordinar los sistemas de alerta en el Centro Nacional de Huracanes en Miami.