El régimen del presidente sirio Bashar Assad ha engañado a los observadores de la Liga írabe que vigilan si el gobierno cumple un plan para acabar el derramamiento de sangre en el país, al llevarlos solamente a zonas leales al gobierno y cambiar los letreros de las calles para confundirlos, acusaron hoy activistas sirios.
Según los activistas, los leales al régimen han pintado de azul los vehículos militares que aún se encuentran en las ciudades para aparentar que se trata de vehículos policiales, lo que permite al gobierno afirmar que ha retirado al ejército de los centros de población más importantes, según el pacto acordado con la Liga írabe para terminar con la represión de los disidentes.
Unos 100 observadores de la Liga írabe se encuentran en Siria durante una semana para examinar si el régimen sirio cumple lo pactado.
El vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores, Jihad Makdissi, negó las acusaciones e insistió que el gobierno no interfiere con los observadores, «sino que les brinda protección y los escolta».
El plan de la Liga írabe requiere que el gobierno retire las fuerzas de seguridad y armas pesadas de las calles, dialogue con la oposición y excarcele a los presos políticos.
Según Naciones Unidas, más de 5.000 personas han sido muertas por las fuerzas de seguridad en la represión de las protestas antigubernamentales que comenzaron en marzo. Desde aquella valoración, los activistas opositores sostienen que han muerto varios centenares más.
La oposición siria sostiene que continúa el derramamiento de sangre pese a la presencia de los observadores. Los Comités Locales de Coordinación calculan que desde el 31 de diciembre han sido muertas más de 390 personas.
Los grupos de la oposición han criticado la misión de los observadores, por considerar que brindan una excusa a Assad en la campaña represora.
El jefe de la misión, el teniente general Mohamed Ahmed Mustafa al-Dabi, ha causado una polémica porque ocupó altos cargos de seguridad bajo el presidente sudanés Omar al-Bashir, buscado por crímenes contra la humanidad en Darfur.
«Los observadores van a zonas leales al régimen», dijo Rami Abdul-Rahman, director del Observatorio Sirio para los derechos Humanos, con sede en Londres.