Refuerzan seguridad en el Lí­bano


Movilización. Fuerzas españolas integrantes de la FINUL, atraviesan una de las calles de Lí­bano.

La seguridad en el sur del Lí­bano fue reforzada hoy después del atentado que costó la vida a seis soldados del contingente español de la FINUL, el primero contra los Cascos Azules desde que terminó la guerra entre Israel y el Hezbolá a mediados de 2006.


Este atentado con coche bomba se produjo cuando el Lí­bano es objetivo de actos de violencia, sobre todo en el norte, donde el ejército enfrenta desde el 20 de mayo al grupo islamista Fatah al-Islam.

El gobierno libanés vinculó este atentado con los combates en el norte del paí­s.

«Hay una relación entre el atentado contra el contingente español de la FINUL y los combates entre el ejército libanés y los terroristas del Fatah al-Islam», declaró el ministro de la Información, Ghazi Aridi.

Unos 150 militares de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas en el Lí­bano (FINUL) y del ejército libanés se desplegaron el lunes en el lugar del atentado contra un blindado del contingente español, equipados con perros policiales y apoyados por expertos en explosivos.

El atentado se produjo a 10 kilómetros de la frontera con Israel. El coche bomba estaba estacionado al borde de la carretera entre las ciudades de Marjayun y Jiam, por la que circulan frecuentemente las patrullas de la FINUL.

Medidas de seguridad reforzadas fueron adoptadas en torno al cuartel general de la FINUL, en Naqura, en las inmediaciones de la frontera israelí­. El ejército libanés también reforzó su dispositivo, multiplicando los controles en los caminos, sobre todo a lo largo de la frontera lí­bano-israelí­.

El ministro español de la Defensa, Jose Antonio Alonso, estuvo el lunes en el lugar del atentado.

Tres de los soldados muertos eran colombianos enrolados en el ejército español y los tres otros eran españoles.

España es uno de los principales paí­ses que participan en la FINUL, con 1.100 soldados.

El comandante en jefe de la FINUL, el general italiano Claudi Graziano, declaró que este atentado no sólo era contra el Lí­bano y a la FINUL sino contra «la estabilidad en la región».

La resolución 1701 reforzó la FINUL, desplegada desde 1978 en el sur del Lí­bano, aumentando sus efectivos a 13.000 hombres y permitiendo el despliegue del ejército libanés en la frontera con Israel, anteriormente controlada por el Hezbolá.

El atentado se produjo una semana después del disparo de dos cohetes a partir del sur del Lí­bano contra la ciudad israelí­ de Kyriat Shmona y que Israel atribuyó a los grupos palestinos.

El portavoz de la FINUL, Milos Strugar, declaró a la AFP que mientras haya una investigación, la FINUL no podrá hacer acusaciones.

Una fuente del Hezbolá que pidió mantener el anonimato, declaró a la AFP que el atentado aparecí­a como «obra de profesionales altamente calificados», ejecutado por «células durmientes» en el sur del Lí­bano.

Según los servicios de inteligencia del ejército, la explosión fue provocada a distancia.

A comienzos de junio, fuentes judiciales libanesas afirmaron que el Fatah al-Islam atrincherado en el campo de refugiados palestinos de Nahr al-Bared en el norte del Lí­bano, proyectaba atacar a la FINUL, citando declaraciones de islamistas hechos prisioneros.

Un portavoz del Fatah al-Islam, Abu Salim Taha, habí­a acusado a las fuerzas navales de la FINUL de apoyar al ejército y amenazó atacar a los Cascos azules.

Disparos fueron señalados el lunes en Nahr al-Bared donde los prosiguen los combates entre el ejército y los islamistas.

150 militares de la FINUL y del ejército libanés se desplegaron en el lugar del atentado contra un blindado del contingente español, equipados con perros policiales y apoyados por expertos en explosivos.