Refrescantes aires ventilan a la APG


Eduardo-Villatoro-2014

Durante los últimos lustros la Asociación de Periodistas de Guatemala había entrado en un profundo letargo, aislándose del resto de los grupos de la sociedad civil y permaneciendo indiferente a los graves problemas socioeconómicos que agobian a los guatemaltecos de escasos recursos, además de alejarse de los propietarios, directores y editores de los medios de comunicación masiva y, por si fuera poco, enraizándose en su burocratización anacrónica al no flexibilizar el ingreso de periodistas jóvenes, los cuales, por su parte, tienden asumir posiciones individualistas, alimentados por corrientes neoliberales.

Eduardo Villatoro


Ciertamente el propósito fundamental de la APG gira en torno a la defensa de  la libre expresión del pensamiento en cualquiera de sus modalidades; pero aun en este ámbito que es su eje de actuación, las juntas directivas habían caído en una franca declinación y hasta de abdicación por ausencia de enjundia en su función primordial.

   En más de una oportunidad, desde este espacio reclamé de los directores de esa organización gremial que intervinieran públicamente, aunque fuera sólo mediante declaraciones retóricas, respaldando protestas y demandas de  asociados, como este que les escribe, en resguardo de los recursos naturales no renovables, especialmente cuando estuvo en serio riego que se otorgara en concesión a una empresas transnacional la Punta de Manabique, o que se autorizara la exploración y explotación de minerales en toda la franja costera del Pacífico.

   Ni una sola palabra, aunque sólo de aliento, como si los agremiados a la APG fueran miembros de una sociedad patronal proclive a la enajenación de los bienes naturales que no son susceptibles de hipotecar ni transferir. Pese a que fui dos veces presidente de la organización, preferí ausentarme de las reuniones de su Asamblea General, porque era imposible luchar contra fósiles asociados alejados de la actividad periodística desde hace tiempo.

   Nuevos vientos soplan ahora en la APG con la Junta Directiva que preside Hugo Rolando López -con quien no nos unen lazos de amistad-, puesto que desde que asumieron posesión han tomado conciencia de que es imperativo que esa agrupación sume sus esfuerzos a otras organizaciones sociales que tienen como común denominador caminar a la vanguardia de movimientos que procuran acompañar causas que amparen a sectores marginales, sin descuidar su misión privilegiada, al exigir que el Estado proteja la vida e integridad física de los periodistas y su derecho de opinar, comunicar y acceder a las fuentes de información.

   En las recientes semanas, la APG ha elevado su exigente voz a que se respeten los resultados de las consultas populares en comunidades adyacentes a industrias extractivas y sobre otros asuntos de interés colectivo; ha señalado los salarios miserables que devengan obreros, campesinos y otros grupos de trabajadores; se solidarizó con la Conferencia Episcopal en su exposición para favorecer la justicia social; ha denunciado la falta del cumplimiento del Gobierno en lo que respecta a su deuda social, y ha emitido otras manifestaciones más.

   (El reportero Romualdo Tishudo confía en que directores y editores de los medios impresos proporcionen espacios para que las declaraciones de la APG no se pierdan en el vacío informativo).