Reforma fiscal y austeridad


Edgar-Balsells

Las noticias mundiales en relación con el cierre del año son aleccionadoras para ciudadanos y gobiernos en el hemisferio occidental. Uno de los casos más sonados, quizás por nuestra herencia cultural y por sus relaciones con Guatemala es el español, en donde al tenor del cambio de gobierno, ni lentas ni perezosas, las nuevas autoridades económicas lo primero que hicieron fue transparentar las cuentas económicas.

Edgar Balsells

 


España es un claro ejemplo de lo que debe hacer un buen equipo de gobierno, siendo recomendable que durante la tercera semana del mes que ahora comienza, los guatemaltecos sepamos por todos los medios de comunicación la situación real y certera de la deuda pública, del déficit fiscal y por sobre todo de todas aquellas deudas subterráneas y mal contabilizadas que se han venido escondiendo bajo de la denominación de “Deuda Flotante”.

Estimo que los números y situaciones a ser reveladas no serán nada halagadoras para la ciudadaní­a, cosa bastante común en estos tiempos de continuación de crisis financieras, recesiones y corruptelas por doquier, en todo el entorno geográfico del hemisferio occidental.

Ahora bien, hablando de este hemisferio occidental, se observa que las autoridades polí­ticas y las económicas, y principalmente las autoridades que han sustituido a regí­menes desgastados, han comenzado a preparar persuasivamente a los ciudadanos en la aplicación de duras medidas de ajuste económico que necesariamente deben pasar por tres exigencias básicas: aplicar drásticas medidas de austeridad en el gasto, proponer reformas impositivas y acometer mecanismos innovadores para la mejora de la productividad del capital y del trabajo.

Cuando se habla de preparar a la población para la aplicación de tales medidas lo que más detesta la gente es la hipocresí­a de los polí­ticos pues es risible que se exijan ajustes cuando uno observa  situaciones de verdaderos derroches como es el caso de los viajes de los diputados, además de la contratación de asesores ficticios y superfluos, o bien cuando uno ve el espectáculo de fin de año de algunos lí­deres edilicios, exigiendo una ampliación presupuestaria, o bien, el incremento en un ciento por ciento en el sueldo de la Contralora General de la Nación.

El hemisferio occidental se está dirigiendo lentamente a una letargia en el crecimiento económico y en la innovación productiva. Y eso lo han estado advirtiendo los principales lí­deres de esta zona geográfica, en la que opera económicamente América Latina; y por esa razón, las autoridades económicas de los paí­ses componentes han estado sugiriendo a los polí­ticos el apoyo a la formulación de programas que impliquen austeridad en el gasto, mayor transparencia y un combate frontal a la corrupción.

Es recomendable entonces que antes de empezar a hablar de reformas a impuestos importantes como el de la renta, sugiriéndose medidas que serán bastante duras para la pequeña y mediana empresa o para los trabajadores en situación de dependencia, se den muestras, en todos los entornos públicos, que la austeridad en materia de gasto público es parte de aquel dicho de “predicar con el ejemplo”.

El Estado en su totalidad debe revisar temas como los altos salarios que dominan en los entes autónomos, los regí­menes de viáticos y los de contratación de asesores superfluos, comenzando incluso por la revisión del sueldo presidencial, que tan sólo es superado por lo percibido por el presidente Obama, que sin lugar a dudas tiene más chance y problemas que cualquier mandatario chapí­n.