Reforma Agraria IV


El tema de Reforma Agraria en Guatemala es uno de los temas altamente controvertidos que toca epidermis e intereses de fondo de múltiples sectores. Es un tema peligroso en nuestro medio. Sin embargo, es algo que ya no debe verse de soslayo por la razón de que la amenazadora hambruna global traerá problemas mayores, y deben tomarse acciones inmediatas, puntuales y radicales para amortiguar el desabastecimiento que se perfila en el corto plazo.

Roberto Arias

Mariana Herrera, de la Oficina de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, Organización de los Estados Americanos, junto a G. Barnes y B. Real, realizaron un estudio de la información sobre tenencia para la formulación de polí­ticas de tierras en América Latina, sobre el cual se basa este artí­culo.

En él se llega a la conclusión de que a pesar de que los datos sobre la tenencia de la tierra son indispensables para quien formula polí­ticas de tierras, este tipo de información es muy escasa en muchos paí­ses de la región y no está disponible en la escala necesaria para elaborar análisis y promover polí­ticas de tierras.

El modelo de desarrollo económico y la desigualdad en la distribución de la tierra: A pesar de que por lo menos el 75 por ciento de la población de América Latina vive en ciudades, la agricultura sigue siendo la actividad de subsistencia más importante de la región.

La agricultura es importante porque constituye una de las mayores fuentes de ingresos para muchas de las economí­as de la región, y contribuye al empleo y al PIB, al desarrollo del sector rural y de otros sectores de la economí­a y a la disminución de la pobreza rural. Según datos del Banco Mundial, el 12 por ciento del PIB regional de América Latina y el Caribe en el año 2000, correspondió a la agricultura primaria, a la silvicultura y a la pesca (Banco Mundial, sitio Web). Diecinueve de los 31 de los paí­ses de América Latina y el Caribe obtienen un valor añadido de la agricultura (en porcentaje del PIB) superior al ocho por ciento, y para por lo menos cinco paí­ses (Dominica, Guatemala, Guyana, Haití­ y Paraguay) entre el 22 y el 30 por ciento del PIB proviene de la agricultura.

Las diferencias respecto a la distribución de la riqueza, medidas por el coeficiente de Gini (que indica el nivel de desigualdad del ingreso en una sociedad), van de 0,38 en algunos paí­ses del Caribe (Jamaica y Trinidad y Tobago) a 0,58 en Brasil y otros paí­ses de América del Sur (Paraguay y Colombia).

Estos valores reflejan situaciones de desigualdad preocupantes si se toma en cuenta que los paí­ses escandinavos registran í­ndices no mayores de 0,30. Pero cuando se trata de la distribución de la tierra, los coeficientes de Gini son mucho más altos y por consiguiente se observa un patrón de propiedad de la tierra sumamente asimétrico.

La propiedad de la tierra está muy concentrada. Los valores van de 0,55 a 0,93. El 85 por ciento de los paí­ses registra valores mayores de 0,6 incluyendo las economí­as más importantes de la región, particularmente Brasil y Argentina cuyos valores están por encima de 0,7.

Como podemos observar, en Guatemala entre el 22 y el 30 por ciento del PIB proviene de la agricultura. Es obvio que si la tierra ociosa fuera trabajada por ejércitos de miles de pequeños propietarios, con una planificación adecuada, eficaz y eficiente; el paí­s podrí­a emerger de la miseria secular para mitigar el impacto local de la inminente hambruna global.