Los obreros tienen sus propias narraciones sobre el histórico suceso, lo mismo los estudiantes universitarios, maestros, oficiales jóvenes del Ejército, partidos políticos, periodistas, personas del pueblo, hubo inclusive una huelga protagonizada por los estudiantes de la Escuela Normal Central para Varones. Los antecedentes se iniciaron desde varios años antes de junio y octubre de 1944.
Existen muchos libros solamente con lo escrito sobre las luchas en contra de los presidentes Jorge Ubico Castañeda, Federico Ponce Vaides, y los diez años de primavera de la Junta Revolucionaria de Gobierno, Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz Guzmán.
Me llenó de satisfacción entrar en la Biblioteca Nacional y observar la enorme cantidad de libros que la referida biblioteca compró a la familia de Juan José Arévalo. Un hombre que escribió y leyó tanto como lo fue el ilustre gobernante únicamente podía proceder correctamente en la conducción del gobierno. Sin embargo algunos escritores pertenecientes al movimiento liberacionista que se formó con la caída de Arbenz, no le conceden luces, solamente aspectos negativos a Arévalo y no digamos a Arbenz. En estos días he asistido a la Hemeroteca Nacional buscando noticias de lo sucedido. El 20 de Octubre hubo doce horas de combate. Una gran cantidad de heridos y fallecidos, cuadros conmovedores de personas mutiladas y desfiguradas por los impactos de los morteros.
Es cierto que en la actualidad existe una carencia casi total de valores, inclusive en personas que ocupan los cargos más importantes en los tres organismos del Estado, lo que provoca que muchos añoren las dictaduras, prefiriendo aquello a lo que hoy tenemos, pero las enseñanzas de la Revolución de Octubre son tan importantes que no podemos dejarlas morir y sí retomarlas para una nueva revolución.
En honor de la verdad, el hermoso Palacio Nacional de la Cultura fue construido durante la administración de Ubico. Hubo orden y ornato a fuerza de gobernar con un sistema militar.
Rescatemos el orden y respeto por las leyes dentro de un marco de democracia, aunque para ello tengamos que reestructurar a la Universidad de San Carlos para que juegue el glorioso papel que en aquellos días gallardamente desempeñó. Lo mismo con el Ejército y sindicatos.
Todavía viven algunos pocos de los oficiales jóvenes que tomaron parte de los combates del 20 de Octubre, existen maestros que hoy ya viejitos, hicieron frente a la caballería, sables y cañones, quienes se inspiraron en la Carta del Atlántico. Por ahí andan quizá ya cansados algunos de los honestos abogados que conspiraron secretamente en sus oficinas. Pero fue el pueblo que pidió armas en la mañana del 20 hasta ver la bandera blanca en el Palacio Nacional como símbolo de la rendición.