Reflexiones acerca de los libros del 2007


Sin entrar de lleno a los infinitos problemas que aún tiene la literatura guatemalteca, deseo en este artí­culo revisar las tendencias de las publicaciones literarias (y otras) ocurridas en el paí­s durante el año pasado. Recordar y catalogar son dos acciones necesarias para el inicio de las categorí­as, tal como usualmente hací­a Aristóteles.

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

Digo que no deseo entrar de lleno en los problemas de la literatura, ya que es evidente que aún sigue habiendo poco espacio para publicar impresamente, que la distribución y la publicidad aún no es la ideal para los libros y los escritores, que la crí­tica y las reseñas literarias aún son muy subjetivas, que los libros son demasiado caros (los nuevos y en algunas ventas de libros usados) y que, sobre todo, aún no hay mucha costumbre de leer, y mucho menos autores nacionales.

En cuanto a la producción de libros, la salud editorial del año pasado fue muy saludable, ya que constantemente se estaba realizando una presentación de libro. Los ámbitos de las publicaciones fueron muy diversos, desde Sociologí­a hasta pasando por la Biologí­a, Medicina, fotografí­a, entre otros.

Sin embargo, sólo me referiré a la producción de la literatura, pues es el campo que más interés representa al lector recreativo promedio.

Diversas editoriales estuvieron muy activas el año pasado. Es de resaltar a la F&G Editores y la Editorial Cultura, que tuvieron una destacada participación en la producción nacional. Asimismo, es resaltante que Editorial Norma, cuya central está en Colombia, ya haya empezado a publicar producción guatemalteca.

Editoriales

Otras editoriales resaltantes son Ediciones del Pensativo, Piedra Santa, Letra Negra, í“scar de León Palacios, Magna Terra, Serviprensa y la siempre activa Artemis Edinter.

Entre los autores más prolí­ficos, se encuentra Ronald Flores, quien publicó dos novelas y un libro de crí­tica literaria, y Adolfo Méndez Vides, con tres novelas. Es difí­cil encontrar que un escritor publica tal número de libros en Guatemala, pues normalmente el proceso es dificultoso. Sin embargo, creo que este número de publicaciones fue más bien producto de coincidencias, de retrasos en imprentas y en las dificultades de encontrar editorial que publique.

Clasificaciones

De los libros publicados, se pueden establecer tres clasificaciones: reediciones, de tendencia tradicional y de tendencia innovadora.

Las reediciones, que no suponen mucha explicación, son libros que habí­an sido editados años atrás, y que, por alguna razón, volvieron a publicarse este año.

Los libros de tendencia tradicional se refiere a libros de autores que se rigen a los mismos géneros: novela, poesí­a, teatro, ensayo, y que continúan con la tradición de técnicas de la segunda mitad del siglo XX.

Los libros de tendencia innovadora se refieren a los de escritores que buscan resolver los nuevos problemas y retos literarios que plantea el siglo XXI.

Reediciones

Aunque es fácil de explicar en qué consiste esta categorí­a, lo difí­cil es establecer por qué un libro se vuelve a editar en Guatemala. Una reimpresión es más sencilla, pues se refiere a que una editorial agotó el tiraje y vuelve a realizar otro, con las mismas placas de impresión.

Usualmente, una reedición se realiza cuando un autor decide cambiar de editorial y, terminada el tiraje y los derechos de publicación de la primera editorial, se toma la decisión de imprimir, bajo nuevos criterios, una edición.

Por ejemplo, «De una ciudad y otros asuntos» de Manuel José Arce, reeditado por Piedra Santa; «Diez colores nuevos» de Otto Raúl González, por Letra Negra, y «Señores bajo los árboles» de Mario Roberto Morales, de Editorial Cultura, fueron relanzados debido a la imposibilidad de conseguir las primeras ediciones.

F&G Editores tuvo el acierto de reeditar varios libros, que de igual forma son dificultosos de conseguir, pero que, además, representan un enorme aporte a la literatura y estudios de Guatemala. Es el caso de «Enrique Gómez Carrillo. El Cronista Errante» de Edelberto Torres Espinoza, y «Guatemala: linaje y racismo», de Marta Elena Casaús.

Otras reediciones de novelas fueron «La llama del retorno» de Carlos René Garcí­a Escobar, y «Miculax», Jorge Godí­nez, quienes publicaron con la Editorial í“scar de León Palacios.

El tema de las reediciones podrí­a tornarse interesante, pues una reedición normalmente se debe al éxito de un libro, pero no necesariamente es así­. Otro criterio, aunque ligado al anterior, podrí­a ser el agotamiento del tiraje, razonamiento que genera ciertas dudas, ya que los tirajes en Guatemala normalmente no pasan de los mil ejemplares, un número considerablemente bajo si se toma en cuenta ediciones de otros paí­ses.

Un motivo, más valedero, de reeditar es el de permanecer activo en la literatura. Los nombres de escritores suenan mientras éstos den de qué hablar, y para ello incluso el volver a lanzar una novela añeja es un buen mecanismo, en lugar de escribir un libro nuevo. En los casos anteriores, Torres Espinoza, González y Arce, son escritores muertos, y la decisión de publicarlos fue de la editorial. En el caso de «Guatemala: linaje y racismo», es reedición, pero es la primera vez editada en Guatemala. En el caso de Mario Roberto Morales, como expliqué en un artí­culo anterior, la edición habí­a sido boicoteada, por lo que todos estos ejemplos sí­ son justificables para la reedición.

Choque generacional

En cuanto a la diferencias entre literatura tradicional y literatura innovadora, probablemente aún no es muy notoria la diferencia. Existen dos grupos de escritores: uno entre 20 y 40 años, y el otro de más de 40 años. El primero busca la innovación, a veces en las estructuras formales literarias, y la mayorí­a de las veces con aportes en nuevas temáticas y en un lenguaje más estético y rico.

En cambio, el segundo grupo habitualmente no se sale de sus lí­neas de géneros literarios tradicionales (cuento, novela, poema, obra de teatro, ensayo literario), y normalmente busca un lenguaje claro, sencillo, florido, gramatical y ortográficamente correcto, y sin salirse del mismo costal de temáticas.

Entre los libros representativos del grupo tradicionalista, se encuentran las novelas de Méndez Vides, incluida «La lluvia», y «El árbol de Adán», de Gerardo Guinea Dí­ez, ambas publicadas por Editorial Norma. En la poesí­a, «í‰pica del ocio», de Enrique Noriega, ganadora del Premio Mesoamericano de Poesí­a «Luis Cardoza y Aragón», y publicado por Editorial Cultura (como parte del galardón). La mejor novela de este grupo, sin duda, es «Caballeriza», de Rodrigo Rey Rosa, publicado por Ediciones del Pensativo.

Por su parte, el grupo de literatura innovadora está representada por «El informante nativo» y «Un paseo en primavera», novelas de Ronald Flores, publicadas por F&G y Artemis Edinter, respectivamente; «Legajo anudado» de Rogelio Salazar de León, por F&G; «Serenatas al hastí­o», cuentos de Eduardo Juárez, por Editorial Letra Negra; «El club de los aburridos» de Jessica Masaya, por Magna Terra, y con nota de sobresaliente, «Sí­ncopes» de Alan Mills, quien no se cansó de presentarlo en varios paí­ses.

Aunque por la edad pertenecerí­a a un grupo anterior, «Rituales sobre la piel», de Delia Quiñónez, serí­a un buen ejemplo de un poemario excelente.

Crí­tica literaria y más

Aunque aún no está bien establecido, en Guatemala se empieza a establecer la costumbre de publicar libros sobre crí­tica literaria. Los ejemplos sobresalientes son «Signos de fuego» de Ronald Flores (Editorial Cultura), «El canto del clarinero», de varias autoras, por Magna Terra, y «Raí­z desnuda», de Marí­a del Carmen Alonzo, publicado por Editorial Universitaria.

Cabe mencionar también que se empiezan a diversificar las publicaciones, pues géneros como el ensayo, donde cabe mencionar «Los fusiles de octubre» de Mario Payeras, por Ediciones del Pensativo, el diario «Las fugaces horas», de Roberto Dí­az Castillo, por F&G Editores, y la tesis de Miguel íngel Asturias, por la Editorial Universitaria.

A riesgo de dejar muchos libros afuera, sobre todo de las editoriales más activas en el 2007, como F&G Editores y Editorial Cultura, esa serí­a la lista de la producción nacional del año pasado.

www.diarioparanoico.blogspot.com

Los mejores del género


Novela: «El informante nativo» de Ronald Flores y «Legajo anudado» de Rogelio Salazar de León (ambas por F&G Editores)

Poesí­a: «Sí­ncopes» de Alan Mills (Zignos) y «Rituales sobre la piel», de Delia Quiñónez (Cultura)

Cuentos: «Serenatas al hastí­o» de Eduardo Juárez (Letra Negra) y «El club de los aburridos» de Jessica Masaya (Magna Terra).

Sociologí­a: «Guatemala: linaje y racismo» de Marí­a Elena Cassaús (F&G Editores)

Testimonio: «Señores bajo los árboles» de Mario Roberto Morales (Cultura)

Ensayo: «Fusiles de octubre» de Mario Payeras (Pensativo)

Biografí­a: «El cronista errante» de Edelberto Torres Espinoza (F&G Editores)

Reedición: «De una ciudad y otros asuntos» de Manuel José Arce (Piedra Santa) y «Diez colores nuevos» de Otto Raúl González (Letra Negra)