Los kirguisos van a las urnas el domingo para un referéndum constitucional de vital importancia para el gobierno interino ya que, según expertos, puede generar nuevos episodios de violencia en este inestable país de Asia Central.
Pese a los recientes enfrentamientos interétnicos, el gobierno provisional, que llegó al poder en abril a raíz de una revuelta sangrienta que expulsó al presidente Kurmanbek Bakiyev, mantuvo esta consulta popular para intentar asentar su legitimidad.
Alrededor de 2,5 millones de votantes de esta ex república soviética de 5,3 millones de habitantes dirán si aprueban o no la nueva Constitución, que fortalece el parlamento en detrimento del presidente para evitar la concentración del poder en manos de una sola persona.
Refugiado en Belarús, Bakiyev fue derrocado como consecuencia del autoritarismo y nepotismo que caracterizó su mandato.
Además, si gana el Sí, un único partido no podrá tener más de 50 escaños sobre un total de 90 en el parlamento kirguiso. El partido Ak-Jol de Bakiyev era ultramayoritario en la asamblea anterior.
A raíz de los enfrentamientos sangrientos de mediados de mayo, las autoridades kirguisas postergaron a octubre de 2011 las elecciones presidenciales previstas inicialmente a finales de este año. Y confiaron el puesto supremo a la jefa del gobierno provisional Rosa Otunbayeva, que será legitimada si gana el Sí en las urnas.
El gobierno interino decidió mantener la fecha del domingo para el referéndum a pesar de los enfrentamientos étnicos de junio en el sur del país, en los que según el balance oficial murieron 251 personas, una cifra que, según las autoridades, podría ser diez veces más elevada.
La adopción de la nueva Constitución representará «una victoria del pueblo kirguiso sobre el autoritarismo», vaticinó Otunbayeva el jueves durante un discurso televisado.
«Hay que restablecer el orden en el país. Y no es posible sin la adopción de la Constitución y la formación de estructuras de Estado», añadió.
Pero la celebración de esta consulta en un contexto tenso podría tener el efecto contrario y minar aún más la autoridad de las autoridades, advierten expertos.
«Mantener el referéndum en las difíciles circunstancias actuales no es realista», estima el director del Centro de Investigaciones sobre los problemas de la globalización en Kirguistán, Karybek Baibosunov.
«Hay que postergar la elección», estima, cuando el sur del país está al rojo vivo entre kirguisos y la minoría uzbeka, aunque casi todos los refugiados kirguisos en Uzbekistán ya han vuelto a casa.
El presidente ruso Dimitri Medvedev advirtió el jueves contra una «división» del país que, en su opinión, tiene problemas comparables a los de Afganistán.
Por «motivos de seguridad», la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) dice haber renunciado a enviar observadores al referéndum constitucional.
Dentro de este contexto, esta consulta aún puede «agravar la situación política» en este país cuya estabilidad es crucial para Estados Unidos por tener en su territorio una base militar esencial para las operaciones en Afganistán, añadió Baibosunov.