Referéndum constitucional en Egipto


Sufragio. Una mujer egipcia emite su voto.

Egipto votaba hoy una reforma constitucional propuesta por su presidente, Hosni Mubarak, en un polémico referéndum boicoteado por la oposición y criticado por Estados Unidos, que denuncian un recorte de derechos.


Las 9 mil 900 oficinas de voto abrieron a la medianoche (hora de Guatemala) y cerrarán once de la mañana (hora de Guatemala). En ese tiempo, casi 36 millones de electores están llamados a pronunciarse sobre 34 enmiendas a la constitución, rechazadas en bloque por la oposición por ver en ellas un ataque a la democracia.

Las organizaciones de derechos humanos, entre ellas Amnistí­a Internacional, también denunciaron la reforma, al igual que Estados Unidos, paí­s aliado de Egipto.

Los artí­culos más controvertidos son los referentes a la lucha antiterrorista, con la ampliación de los poderes de la policí­a, y la supervisión de las elecciones, con una reducción del control ejercido por los jueces y el abandono del principio de un juez por oficina de voto.

La aprobación de la reforma no deja lugar a dudas en un paí­s en el que los comicios, a menudo acompañados por violencia y fraudes, los ha ganado el poder siempre en los últimos 50 años.

Esta reforma, que parece estar destinada a dejar preparada la transición polí­tica frente al aumento de la influencia de los islamistas, es sometida a referéndum una semana después de que la adoptara el parlamento.

El presidente, de 78 años y en el poder desde hace 26, no ha hablado de su sucesión, pero ha indicado claramente su voluntad de «cerrar el paso a los que intentan utilizar la religión con fines polí­ticos», es decir, al movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes.

El artí­culo 179, muy criticado, permite a las autoridades detenciones, registros domiciliarios y escuchas telefónicas sin orden del juez. El presidente también puede llevar a un presunto terrorista a una corte marcial.

Amnistí­a Internacional denunció la «mayor erosión» a los derechos humanos desde la instauración del estado de emergencia, en 1981.

Según Mubarak, las enmiendas «impulsarán la actividad de los partidos», «protegerán a la nación del peligro del terrorismo» y terminarán con «el comercio de la religión y las actividades polí­ticas ilegales».

Los Hermanos Musulmanes, movimiento prohibido pero tolerado que se ha convertido en la principal fuerza de oposición, pueden quedar afectados por una enmienda que prohí­be la creación de un partido con base religiosa.

Se espera que la tasa de participación sea inferior al 30%, según Gamal Mubarak, hijo del presidente y director de la campaña a favor del «sí­».

Los Hermanos Musulmanes y los partidos Al Wafd (liberal), Tagamu (izquierda) y Al Karama (herederos de Nasser) pidieron el boicot.

Pero el imán de Al Azhar, Mohammed Sayyed Tantaui, portavoz del islam oficial egipto, criticó el boicot porque según él votar es «un deber nacional y religioso para los verdaderos musulmanes».

Mubarak rechazó el sábado las crí­ticas internacionales, entre ellas la «preocupación» expresada por la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice.

«No aceptaré presiones, dictados ni condiciones», declaró.

No se esperan resultados hoy y no hay sondeos a boca de urna.