Por consiguiente, Guatemala podría ofrecerle a Belice como pago del Distrito de Toledo y del Acuerdo Definitivo de Límites Territoriales y Marítimos, absorber el pago internacional de la totalidad de su deuda externa de US$1,110 millones, adicionalmente comprometerse a entregar títulos de propiedad privada a todos los pobladores del Distrito de Toledo que tengan más de diez años de estar en posesión y disfrute de cualquier extensión territorial, con lo cual todas esas familias y personas lograrían algo que no existe en Belice y es la propiedad particular con todas sus características.
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Un tercer compromiso de la compraventa sería el construir una carretera paralela al río Sibún que sería el límite geográfico entre Guatemala y Belice que estimularía el desarrollo económico, tanto del territorio de Belice, de Petén y del Distrito de Toledo, obra similar a la que contractualmente Inglaterra se comprometió con Guatemala para que nosotros renunciáramos y fijáramos límites territoriales con la entonces colonia de Belice.
Esta operación de compraventa tendría la gran ventaja que inversionistas centroamericanos y guatemaltecos podrían invertir, con toda certeza, en el Distrito de Toledo, que es el más pobre del área territorial que controla actualmente Belice, igualmente estimularía las fuentes de trabajo en Petén y en el territorio que Belice compartiría.
En cuanto a la nacionalidad de las personas que actualmente habitan el distrito de Toledo, Guatemala y Belice podrían perfectamente acordar que tengan el derecho a ambas nacionalidades y solo a través del tiempo y el transcurso de muchos años quienes nacieran en el futuro se convertirían en guatemaltecos por cuanto el territorio de Toledo sería parte del Estado de Guatemala.
Pretender que 300 mil personas que actualmente sustentan la nacionalidad beliceña, aunque un buen número de ellos se originan de las islas del Caribe, de India y Palestina lograrán por sí solas un desarrollo económico en las actuales circunstancias culturales, sociales y productivas, es un autoengaño; por el contrario, verse liberados de la totalidad de su deuda externa les permite una capacidad de inversión y de endeudamiento que en el mundo moderno no podrían lograr de otra forma.
En cuanto a justicia social, el distrito de Toledo es predominantemente de etnia keqchí, lo que los hace ciento por ciento compatibles con la mayoría de los habitantes de Petén, Alta Verapaz e Izabal, donde ésta etnia es predominante. Por consiguiente, sólo se estaría consolidando a la totalidad de los habitantes keqchíes de esos departamentos y el distrito de Toledo.
Si para concluir y lograr este acuerdo de compraventa fuera necesario algún otro compromiso de inversión por parte del Estado de Guatemala, sería aceptable discutirlo y de esa manera de una forma económica y social, definitiva y adecuada, terminar con un problema ancestral que continuará afectando el desarrollo económico y social de Belice y Guatemala.
Por tanto, el gobierno que presiden Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, deben de comprender y reconocer que una inversión económica como la mencionada los coloca a la misma altura en que históricamente están los presidentes norteamericanos que lograron la negociación y compra de Luisiana, Alaska y la Florida, mientras que la pérdida por mala asesoría y por falta de patriotismo que podrían lograr por la inconstitucional pregunta y sometimiento a la decisión indeterminada de la Corte Internacional de Justicia no la podrían borrar de la historia de manera alguna.
¡Guatemala es primero!
Continuará.