Reducen presión


Rechazo. Estudiantes universitarios protestaron en El Cairo contra las enmiendas constitucionales sobre terrorismo.

Washington redujo sus exigencias sobre una mayor apertura democrática en Egipto, paí­s considerado un aliado clave de Estados Unidos para la reanudación del proceso de paz israelo-palestino, al que la secretaria de Estado Condoleezza Rice visitará la próxima semana.


Estados Unidos, que hasta ahora presionó fuertemente a Egipto para que emprenda reformas democráticas, tuvo una tibia reacción a la adopción por parte del parlamento egipcio de varias enmiendas constitucionales denunciadas por la oposición y las organizaciones no gubernamentales como violaciones de la democracia.

«Hay que ubicar esto en un contexto de reformas polí­ticas y económicas en Egipto», declaró el portavoz del departamento de Estado, Sean McCormack, en una rueda de prensa.

«En lo que al referéndum y enmiendas constitucionales concierne, no quiero dar hoy explicaciones demasiados detalladas sobre nuestro punto de vista», añadió, dí­as antes de que la secretaria de Estado Condoleezza Rice viaje a Egipto, en el marco de una gira que comienza el viernes próximo.

El lunes, el Parlamento egipcio adoptó varias enmiendas constitucionales denunciadas por la oposición y las organizaciones no gubernamentales como violaciones de la democracia bajo la cobertura de la lucha antiterrorista.

Las enmiendas más controvertidas amplí­an el poder de la policí­a, disminuyen el control de los jueces en todo lo que sea considerado «lucha contra el terrorismo» y rigen la supervisión de las elecciones en el paí­s, gobernado por el presidente Hosni Mubarak desde hace 26 años.

El presidente del Parlamento, Fathi Sorur, anunció la adopción final de este paquete de 34 enmiendas, que deberí­a haber sido refrendado el martes pasado, indicando que las mismas todaví­a tienen que ser ratificadas en un referéndum, que quizás se llevará a cabo el 26 de marzo.

«No voy a comentar especí­ficamente sobre esa demora» en la adopción de esas enmiendas, declaró el vocero.

«No quiero que Estados Unidos intervenga en algo que corresponde a la polí­tica interior de Egipto», subrayó.

Una postura bastante distinta a la que asumió Rice durante una gira en 2005 que la llevó a El Cairo, donde con determinación pidió reformas democráticas y la celebración de elecciones presidenciales libres en Egipto.

«Aspiramos a que el pueblo egipcio desempeñe un papel primordial dirigiendo reformas en esta región», espetó en ese entonces.

Rice, que consideraba esas reformas democráticas como la mejor arma para luchar contra el terrorismo, incluso se reunió con el jefe del partido de oposición Al-Ghad, Ayman Nur, y otros opositores.

Estados Unidos llegó a suspender la ayuda económica y militar a Egipto, luego de que Nur fuera llevado a la cárcel en diciembre de 2005. Pocos meses después, el gobierno de George W. Bush suspendió las negociaciones sobre un tratado de Libre Comercio con El Cairo.

Pero tras la derrota electoral del partido republicano en las elecciones legislativas de noviembre pasado, atribuida a la guerra en Irak, el gobierno de Bush se fijó como prioridad la reanudación del proceso de paz israelo-palestino, que durante años habí­a ignorado.

En ese sentido, Egipto es considerado un aliado clave, tanto por sus relaciones con Israel, con el que firmó un acuerdo de paz, como con los palestinos, por su influencia con el Fatah del presidente palestino Mahmoud Abas y con el Hamas del primer ministro Ismail Haniyeh.