RED en Honduras


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Desde hace poco más de un año Honduras ha estado cocinando lo que podría ser una esperanza de desarrollo para sus habitantes. El profesor de economía de la New York University Stern School of Business, Paul Romer, logró vender su idea al presidente Lobo. Honduras debía hacer lo necesario para llevar a cabo un experimento sorprendente. El objetivo general es claro, lograr el ansiado desarrollo. El profesor Romer le propuso al gobierno de Honduras hacer los cambios constitucionales necesarios para poder establecer en la original Banana Republic una Ciudad Estatuto o Charter City.

John Carroll


En julio del año 2011 el Congreso Nacional de Honduras decidió aprobar el Estatuto Constitucional que permitirá establecer la o las RED o Regiones Especiales de Desarrollo.

La RED permitirá a Honduras cumplir, de cierta forma, con el sueño de casi cualquier economista o político decente que, cansado de remar contra la corriente sin observar verdaderos cambios, desea poder establecer un territorio con nuevas reglas de convivencia para sus habitantes y sobre todo para sus gobernantes. En pocas palabras la idea es que dentro del territorio hondureño, se designe una extensión de tierra aún no definida para fundar un estado dentro de otro estado. Esto permitiría diseñar por completo nuevos estatutos para los habitantes de este nuevo estado. La Ciudad Estatuto atraería entonces una gran cantidad de capitales alrededor del mundo para poder crear la industria y el comercio necesario que supondrían el desarrollo de su población en un período de tiempo relativamente corto.

Claro que aún existen muchas dudas y temores; la mayoría de prensa “mainstream” del mundo ha acusado a Romer y al gobierno hondureño de querer volver al tiempo del colonialismo. Otros, como yo, opinamos que, tomando en cuenta que los hondureños pobres, que no son pocos, ya se pasan sus días tratando de sobrevivir en mercados informales y no regulados, pues qué de malo podría traer el intento planteado al pueblo hondureño por el Presidente Lobo. Un territorio con claras y pocas regulaciones comerciales, con nuevas y fuertes instituciones de justicia que muy probablemente estén concesionadas a países que ya cuentan con esta estructura, con moneda propia o al menos leyes financieras propias. Con una muy abierta política migratoria.

Lo interesante es que después de la voluntad política de algunos y la ardua labor de otros, hondureños y extranjeros, han logrado finalmente atraer la atención de los primeros inversionistas. Estos inversionistas se encargarán de construir la infraestructura básica para el funcionamiento de la ciudad, pero de ninguna manera se puede olvidar que todos los inversionistas tienen atrás sus intereses económicos como primera condición. Lo que significa que cualquier inversión que ejecuten y sea exitosa tendrá, necesariamente, el efecto positivo de los nuevos puestos de trabajo que generen al hacer rentables sus inversiones.

Como yo estoy convencido que el desarrollo de las personas deviene del sistema bajo el cual viven y no de su raza, cultura o historia creo que el experimento de los hondureños será valiosísimo. Y claro que el éxito o fracaso dependerá esencialmente de que tanta independencia logren del sistema hondureño y de la calidad y simpleza de su propio sistema.

Sería bueno que como guatemaltecos tomemos nota de lo que nuestros vecinos están haciendo y por qué no pensar que en un futuro no muy lejano podríamos lograr algo similar o mejor para evitar que millones de nuestros compatriotas arriesguen el pellejo buscando el sueño del desarrollo con viajes a otras latitudes. ¿Será posible que en las costas de Retalhuleu podemos fundar el próximo Hong Kong? ¿No suena lógico que si las Zonas Francas han funcionado como polos de desarrollo solo con los aspectos fiscales, podríamos ir más allá y hacer ejercicios en territorios que hagan florecer el bienestar?
Entérese de más en www.ted.com buscando a Paul Romer o visite www.chartercities.org