La Primera Cumbre Energética Sudamericana buscará el 16 y 17 de abril en la isla venezolana Margarita reducir la pobreza y las asimetrías en la región con proyectos de integración basados en una red de oleoductos y gasoductos, así como con el polémico desarrollo del etanol.
Por primera vez, presidentes de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela estudiarán el estado de sus recursos en petróleo, gas, biocombustibles (etanol), electricidad y energías alternativas en Sudamérica.
El país anfitrión impulsa acuerdos como Petro-Caribe -un componente del ambicioso proyecto Petro-América-, para ayudar a los países más pobres con crudo a precios preferenciales.
Alentada por la exploración de la faja petrolífera del Orinoco, que debe certificar en 2008 el reservorio más grande del mundo, y por los altos precios internacionales del crudo, Venezuela construye refinerías en Cuba, Uruguay, Paraguay, Brasil, Nicaragua, Jamaica y Panamá.
El presidente Hugo Chávez aplica una política de hidrocarburos que ha permitido a Venezuela recuperar 36.000 millones de dólares, que antes iban a manos de las transnacionales petroleras, según datos oficiales.
Al mismo tiempo que impulsa con Irán la llamada «OPEP del Gas» a escala global, el más ambicioso plan de Venezuela es el Gran Gasoducto del Sur.
Brasil y Venezuela acordaron en enero impulsar el primer tramo del faraónico plan, Gí¼iria-Recife, a terminarse en 2012.
En las fases siguientes se planea llegar al sur de Brasil, Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, en un descomunal proyecto que abarcaría unos 8.000 kilómetros, pero urge de inversiones de al menos 20.000 millones de dólares y genera escepticismo en medios industriales.
Brasil también avanza en planes continentales para desarrollar el etanol, el ’biocombustible verde’ extraído de la caña de azúcar o de otros vegetales, con Estados Unidos, Ecuador, Centroamérica y países del Caribe.
Cuba y Venezuela cuestionan estos planes argumentando que desvían tierras de la producción de alimentos.
El asesor presidencial Aurelio Garcia adelantó que «el presidente Lula (da Silva) es un obcecado por temas de biocombustibles y no será ahora que dejará de hacer propaganda de eso» en la cumbre de isla Margarita.
El profesor del posgrado de Economía Petrolera en la Universidad Central de Venezuela, Mazar Al-Shereidah, dijo a la AFP que el etanol «es una realidad comprobada y exitosa en Brasil, independiente de las objeciones éticas».
En cambio el gas, «como lo indica su definición, es como un eje invisible. A lo sumo se le pude sentir el olor. Lo comprobado es la existencia de las reservas de gas, pero hacen falta cuantiosas inversiones y el tiempo de construcción de la infraestructura», dijo el analista.
El etanol y el gas «no son dos temas que van a avanzar en forma simultánea sino asimétrica», indicó. «Hay una locomotora que está corriendo, por la vía del etanol, y una intención de tender rieles (gasoductos) para que un día otra locomotora, la del gas, pueda transitar», ilustró.
Admitió que es positivo que exista una voluntad política y capacidad tecnológica de construir redes y estaciones de condensación, «pero el aspecto financiero no está resuelto todavía», dijo Al-Shereida, aparte de los riesgos de cambios de carácter político en los países a largo plazo.
«Sólo advierto lo que veo en otras regiones del Tercer Mundo», dijo, mencionando a la organización de países árabes de petróleo OPAEP, que existe desde 1968, y aún no tiene ni una sola refinería común, ni un solo banquero, ni un solo oleoducto. Lo mismo ocurrió con planes similares en Africa, añadió.
Otro caso son las petroleras árabes del Consejo de Cooperación del Golfo, que desde 1981 integran Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Arabes, Omán y Bahreim, que a pesar de tener un común denominador ideológico, cultural, geográfico e histórico, todavía no ha logrado crear una red eléctrica ni una compañía de banqueros.
El especialista citó en cambio la agresiva construcción de una red de oleoductos en la región Asia Pacífico impulsda por intereses de los llamados Tigres Asiáticos, junto con Japón, China y Estados Unidos.
La Unión Europea también lo logró, pero «la existencia de grandes corporaciones industriales financieras energéticas y tecnológicas de esos países facilita el engranaje», explicó.
En términos de inversión, el tiempo corre a favor del etanol, dijo, y afirmó que aún PDVSA «no ha cumplido sus propias metas de inversión de largo plazo en un 50%».