Existen muchos estudiosos acerca del tema de la memoria, pero la finalidad de lo escrito no es para comprender los mecanismos neuro /anatomo /fisiológicos de ella. Sino el comprender nuestros sentimientos alrededor de la misma, nuestra preocupación de que si algún día nos faltará y la importancia de esta función mental ante nuestra vida personal y social.
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La gente en ocasiones pretende olvidar y en ocasiones por lo menos de manera consciente logra retirar recuerdos. Sin embargo, existe también una intranquilidad de querer llegar a viejos con el ejercicio adecuado de la memoria.
La preocupación de perder la memoria se relaciona con la pérdida de saber quiénes somos, nuestros recuerdos constituyen nuestra identidad. Además, si olvidamos paso a paso lo que tanto trabajo nos ha costado aprender en la vida; aún desde actos tan pequeños como amarrarnos los zapatos, vestirnos, conducirnos de un lugar a otro. Regresamos a ser dependientes de otros y esta carga no la deseamos para nuestros seres queridos.
En nuestros recuerdos existen contenidos que evocan tristeza, malestar, enojo, deseos de venganza. Pero, también hay los que nos activan la alegría, el entusiasmo, el orgullo y la satisfacción. Así que al querer olvidar (reprimir recuerdos) que no son tan gratos, hemos de considerar que con los mismos también existe la posibilidad de que se ausenten los más queridos.
La vida es hoy, pero cuando con el pasar del tiempo nuestra actividad disminuye en tanto a limitaciones autoimpuestas por sus propias reglas. Los recuerdos pueden ser necesarios. Además, con el transcurrir de nuestra existencia el pasado se convierte en un elemento de mayor magnitud que nuestro futuro. Ya que el ayer es más grande.
Quien ha convivido con una persona con deficiencia en la memoria puede corroborar lo difícil que es para ella el encarar día con día. Se olvida el tiempo, luego lugares y personas. Hechos recientes, de tal manera que si se comió no se sabe y por ende se puede dejar de comer y volver a hacerlo de nuevo. Además, estas personas se sienten cansadas de los múltiples cuidados que han de prodigar; y apenadas del porvenir y seguridad de estas personas que se encuentran a su cuidado y expuestas a muchos peligros.
Existen causas de pérdida de la memoria que son secundarias a daño cerebral, entre las que encontramos a las demencias, traumatismos, infecciones, convulsiones entre otras. Pero también las existen de carácter psicológico. Después de un evento traumático ante el dolor intenso acarreado por el mismo, la función de la memoria puede sufrir un menoscabo.
El deseo de querer olvidar nos viene cuando lo recordado nos causa evidente dolor. Lo vivimos como que si fuese hoy, con la misma rabia, frustración y enojo que nos causó en un principio. Y nuestros pensamientos reiterativos acerca de determinado evento considerado injusto nos evocan aún en el presente las mismas emociones que nos causó la primera vez. Por ende, continuamos sufriendo y sin perspectivas de salir de este padecimiento. Es aquí en donde la única solución posible para nuestra liberación y sanación es el perdón. Que no olvida pero permite que el daño del que se fue víctima no se perpetúe de manera constante.
En lo que respecta a la pérdida de la memoria social e histórica, he escuchado en algunas ocasiones que mi país, Guatemala, no tiene memoria. Para este tema considero que lo más oportuno es que los doctos y estudiosos de él permitan socializar sus consideraciones. Sin embargo, como profana en el campo de las ciencias sociales. Medito que es imposible que un pueblo que desconoce su historia pueda tener una memoria de la misma. Lo que trae por consecuencias que errores pasados vuelvan a ocurrir.
En conclusión es meritorio reconocer la importancia de nuestras memorias, la personal y social. Que no podemos instalarnos en el ayer. Pero el hoy, el ayer y el mañana se relacionan entre sí. Que si en la vida encontramos recuerdos ingratos, es posible que a su par exista algo bueno. Que con decir no, no estamos cambiando los hechos. Y que cada situación difícil es una oportunidad de aprendizaje y de fortalecimiento como personas y como pueblo.
JORNADA DEL PERDí“N: Inscripciones e información a los teléfonos: 23857707/08.